Quien ha tenido la oportunidad de caminar por las calles del centro de la Ciudad de México, podrá admirar cientos de calles y edificios históricos. Destacan en el primer cuadro, el Templo Mayor, el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, todos ellos construidos en momentos históricos relevantes. 

El que destaca en materia cultural, es sin lugar a dudas, el Palacio de las Bellas Artes, que hace unos días cumplió 80 años de vida; un recinto genial, que combina las corrientes arquitectónicas del  “art decó” y “art nouveau”, y  que a diario atrae la mirada no sólo de quienes gustan de las manifestaciones artísticas que en él se desarrollan, sino por todas y cada una de las personas que a diario transitan por el Eje Central, o por la famosa Avenida Juárez de la capital mexicana.

Se sabe que fue el gobierno de Porfirio Díaz el que impulsó la construcción de Bellas Artes,  al iniciarse el siglo XX, como parte del programa de obras arquitectónicas con las que se estaba embelleciendo a la Ciudad de México. Según datos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), la ubicación del nuevo teatro fue objeto de un minucioso estudio tanto de parte de las autoridades, como de su arquitecto, el italiano Adamo Boari. Finalmente, en 1901 ya se había decidido que se situaría a un costado de la Alameda Central.

Fue hasta 1934, cuando después de más de tres décadas, fue inaugurado un 29 de septiembre. Lo destacable de un recinto histórico como éste, es lo que propició, ya que en 1946, se crea el Instituto Nacional de Bellas Artes; este hecho ha marcado sin duda a decenas de generaciones de talentosos exponentes de disciplinas artísticas y beneficiado a todos los que en algún momento de la vida hemos acudido a las distintas actividades que se realizan. Desde 1987 es catalogado por la Unesco como Monumento Artístico.

Tuve la oportunidad de asistir a los festejos por sus 80 años y me sorprendió la convocatoria que genera; además el trabajo realizado por el INBA y Conaculta es digno de apreciarse, al reunir a una gran cantidad de exponentes en distintas disciplinas en su explanada, además de otras actividades que en su interior se han montado para los festejos.

Lo vuelvo a invitar a que se dé una escapada a la Ciudad de México y disfrute de la interminable oferta turística, cultural, gastronómica, etc., de la que le aseguro, no se arrepentirá.

2 de octubre

No puedo dejar de mencionar que un día como hoy, pero de 1968, se desarrolló una jornada trágica en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, en la que cientos de jóvenes  fueron masacrados, muchos detenidos y otros desaparecidos, por quienes ostentaban el poder en esa época. Les sugiero acercarse al libro “La Noche de Tlatelolco”, de Elena Poniatowska, una obra que todos deberíamos conocer, para entender lo sucedido en aquella época. ¡Qué la pluma siga girando!