Benito Juárez está triste (primera parte)

Benito Juárez está triste porque hay políticos que recurren a su figura...

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Benito Juárez está triste porque hay políticos que recurren a su figura para crearse una imagen de “justos, correctos y honestos”.

Esos políticos que se arropan en la imagen de Juárez son los primeros en “pisotear” sus legados y enterrar la máxima juarista “el respeto al derecho ajeno”. 

“Benito Juárez está melancólico y su melancolía radica en que su país no es el país que él construyó, que él ideó, que él soñó, sino que es un país totalmente desolado”.

Hay algunos gobiernos que han intentado lucrar políticamente con la figura de Juárez otros han descolgado su retrato e incluso lo han sacado de los pinos, sin embargo el benemérito de las Américas y sus postulados tienen hoy plena vigencia, Juárez es un hombre de su tiempo pero también de todos los tiempos.

Sus postulados tienen hoy plena vigencia sobre todo en lo que se refiere a la formación de un estado civil moderno inspirado en un liberalismo autentico mexicano: laico racional y progresista, Juárez Es un mexicano universal, probablemente la figura más conocida de nuestra historia y está vivo, en nuestra conciencia social.     

Recordar a Juárez es recordarnos que no existe cambio perdurable si no es a través de la ley, que no se puede gobernar desde la intolerancia y que la moralidad política es fundamental para tener y mantener la credibilidad ante el pueblo. Por eso lo primero es hablar con la verdad como lo hizo Juárez. 

La verdad que ilumine la vida republicana, que presida el ejercicio de nuestras libertades, que dignifique la vida democrática, que fortalezca el prestigio del servidor público y que rescate la credibilidad de los políticos.

El mejor homenaje que puede rendirse a Benito Juárez es ponderar objetivamente el valor de su obra y su legado, considerando para ello tanto al hombre como a su tiempo; destacando, en todo caso, lo que la figura del presidente Juárez representa en la definición del México actual y como parte fundamental del pasado común de todos los mexicanos.

Benito Juárez, el ser humano, vivió intensamente sus ideas y circunstancias. Cultivó virtudes ejemplares que deben destacarse más allá de las naturales pasiones y los inevitables errores en el ejercicio de la actividad política, en los que pudieron incurrir tanto él como sus colaboradores cercanos: la austeridad republicana, identificable en la imagen de un funcionario que no se enriqueció a expensas de su cargo, que mantuvo un patrón de vida digno y sin ostentaciones, que pese a todos los obstáculos formó una sólida familia, y que ante las adversidades asumió una fortaleza interior y una capacidad de resistencia pocas veces vistas en la historia de México. Su origen y su ejemplo de vida, son quizá una de las mejores formas para reprobar la discriminación que sufren  actualmente las comunidades indígenas del país.

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