Bestias asesinas. Mensaje desde Tlatlaya

Sabía usted que más de 30% del presupuesto municipal es entregado a los criminales?

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En la Duda Razonable del martes anoté todo lo que no sabemos de la muerte de 22 personas en Tlatlaya a manos del Ejército mexicano en un enfrentamiento; recibí este texto —que aquí resumo— de un poblador de la zona. He comprobado la identidad del autor que, por supuesto, no revelaré.

¿Sabía usted que en los días anteriores al ataque, esos mismos criminales liderados por El Cero-Uno de San Antonio del Rosario impusieron toque de queda en San Pedro Limón? ¿Que nadie podía salir de sus casas después de las 4? Ni el gobierno municipal ni la Secretaría de Gobernación Estatal aparecieron para investigar y resolver la situación.

¿Tenía conocimiento de que varios supervisores escolares fueron secuestrados? ¿Está enterado de los robos a comerciantes y la complicidad del presidente municipal con la gente del Cero-Uno (robaron una bodega de semillas Pioneer que después el mismísimo presidente municipal distribuyó a los campesinos a crédito, en especie de “apoyos”)?

¿Es de su conocimiento que todos los presidentes municipales de la zona sur fueron escogidos y aprobados por El Pony, y que más de 30% del presupuesto municipal es entregado a los criminales? Todo mundo sabe dónde vive Patricio, El Verde, y nadie viene por él. Todos saben dónde encontrar al Señor Pez, quien detenta ahora el poder en Tlatlaya, pero ninguna autoridad se atreve a tocarlo.

Todos hemos visto las camionetas llenas de cadáveres que transportan los criminales hacia Pie del Cerro. Seguramente algún día hará noticia internacional la narcofosa con cientos de cadáveres y será cubierta la nota en El País…

Después de la matanza de San Pedro, los criminales han organizado manifestaciones en el crucero de Los Cuervos y en Tejupilco, forzando a los taxistas y transportistas a presentarse en las protestas contra el Ejército.

Mark Stevenson, Alejandro Hope, Jan Martinez y Luis Pablo Beauregard nos dieron la oportunidad de que el mundo conociera lo que ocurre en Tlatlaya, desafortunadamente omitieron el contexto completo de lo que vivimos en realidad en estas comunidades olvidadas.

¿Dónde están Human Rights Watch y las comisiones de Derechos Humanos cuando aquí esos criminales y las mismas autoridades han violado nuestros más elementales derechos de vivir seguros y en armonía? ¿Dónde están esas instituciones cuando los cobardes hijos de puta han violado a nuestras hijas y esposas, han matado a nuestros vecinos, nos han robado toda la bondad e inocencia que en otros tiempos este “Lugar que Arde” vivía y respiraba? ¿Ahora se aparecen para defender a las bestias asesinas? 

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