Bienvenido, Manuel Arroyo

Nos encontramos a años luz de lo que podría ser un periodismo de clase mundial. He visto reporteros que no entienden ni lo que preguntan.

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No ha sido fácil el despertar del periodismo económico, financiero y de negocios en el país. Cuentan quienes lo vieron nacer —hace poco más de tres décadas—, que había reporteros que habilitaban una papelera en su escritorio para que los colegas de otras áreas de la redacción les dejaran caer comunicados y boletines de temas económicos que muy pocos entendían.

Años han pasado, y aun cuando estamos a una distancia enorme de aquel inicio, también nos encontramos a años luz de lo que podría ser un periodismo de clase mundial. He visto reporteros que no entienden ni lo que preguntan. No todos, por supuesto, pero los hay. El desliz más común es en las cifras grandes, porque nuestra sociedad no está acostumbrada a dimensionarlas.

La carta del viernes del nuevo dueño de El Financiero, Manuel Arroyo, es alentadora. Al decir que el país requiere un periodismo “que acompañe la agenda de cambios estructurales, capaces de darle al país tasas de crecimiento”, coincide con lo que aquí hemos dicho: estamos atestiguando el desarrollo de México en tiempo real. Somos la generación privilegiada de ver y materializar el desarrollo.

La aparición la semana pasada de Forbes México también es parte de este proceso.

No somos una sociedad motivada exclusivamente por el dinero, y qué bueno, pero sí somos una nación a la que le urge apretar el acelerador para que todo mundo internalice y digiera desde los principios básicos de la economía, hasta el significado de nuestras inversiones y el valor de los emprendedores. Un reto enorme que tendrán que sortear Arroyo y quienes le acompañen será la opacidad empresarial. Si algo precisa el periodismo financiero es armar equipos de gente que establezca procesos para desenmarañar la entraña de las empresas. A buscar la nota.

 

Falta mucho para que tengamos la calidad periodística en esta materia de publicaciones como el Financial Times o The Wall Street Journal. Falta mucho para ver un canal como CNBC o Bloomberg en la televisión mexicana. Pero las noticias en este territorio son alentadoras. 

Arroyo entrará a una selva. El animal más feroz serán los empresarios mexicanos que no saben con qué se come la libertad de expresión. Que miren cómo le fue a Murdoch. 

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