No puede menos que elogiarse la decisión de un grupo de actores –avalados por la Secretaría de la Cultura y las Artes- de hacer lo que ellos llaman un rescate del teatro regional. Esta manifestación de la cultura yucateca es muy importante y valiosa y cualquier esfuerzo que se haga en pro de su preservación debe ser aplaudido y secundado sin reservas.

Sin embargo, hay cosas en las que uno no puede estar de acuerdo. Una de ellas que se hable de rescate, puesto que si algo tiene el teatro regional yucateco es que está vivo y presente gracias, entre otros, a la familia Herrera –hoy liderada por don Mario Tercero-, a Erick Ávila, el popular Cuxum, y a damas como Candita (Madeleine Lizama en la vida real) y algún otro personaje que se ocupa y se preocupa porque siga siendo un espectáculo sano y familiar.

La otra es que se quieran ocupar ahora de su rescate –aunque nunca es tarde para rectificar- algunos de quienes lo han reducido a un show de cantina o a una catarata de insultos y ofensas a la mujer sobre todo.

No obstante que no me parece que se deba hablar de un rescate –se rescata lo que está perdido-, y que quizá no comulgue con las formas de los rescatadores, bienvenido sea su esfuerzo y que sea por el bien del verdadero teatro regional yucateco.