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Imagínese esto: series de personajes fantásticos, de zombis, de vampiros, de hombres lobo, de monstruos, de dragones, de chavos que se transforman, de gente con poderes.

¿Qué me dice? Sí, de seguro lo mismo que estoy pensando: ¡Ya basta! ¡Hay demasiadas! ¿Pues qué los señores que se encargan de manejar la industria a nivel mundial no se saben de otra?

Si no es The walking dead es Game of thrones. Si no es True blood es Teen wolf. Si no es Grimm es The Vampire diaries. Si no es Lost girl es Misfits.

Y aquí le paro porque si le sigo, me voy a acabar este espacio nada más mencionándole algunas de las muchísimas producciones de ese tipo que tenemos al aire sin contar lo que pasa en el cine, la literatura y las redes sociales.

En resumen, como que el mercado está saturado, ¿no? ¿O será acaso que hay crisis de escritores? ¿O será acaso que las televisoras de Inglaterra y Estados Unidos nomás están esperando a ver qué saca el canal de enfrente para copiarlo?

A mí esto se me hace interesante porque me la paso recibiendo quejas de gente que aborrece a Televisa y a Azteca porque, supuestamente, siempre hacen lo mismo, porque, se supone, nomás se están copiando.

¿Por qué cuando pasa esto con los canales internacionales no dicen nada? ¿Por qué cuando se trata de atacar nomás atacamos lo que producimos en México? 

¿Por qué, a la hora de defender, aceptamos todo lo que viene de otras partes del mundo como si, en verdad, fuera maravilloso? 

El caso está en que, en días pasados, Netflix estrenó una serie exactamente sobre todo esto que le acabo de mencionar y eso me hizo mucho ruido.

Como usted sabe, Netflix es un maravilloso servicio de distribución de contenidos en línea donde, por el pago de una módica cuota fija mensual, usted tiene acceso a una montón de series y películas de todo tipo.
Pero no sólo eso, también puede ver series exclusivas de un altísimo nivel como House of cards con una ventaja que ningún canal de televisión abierto o de paga le puede ofrecer.

¿Cuál? Que estos señores, cuando sacan la serie, la sacan toda, una temporada completa.

¿Y? ¿Qué significa esto? Que usted no tiene que esperar una semana entera para enterarse de qué va a pasar con sus personajes favoritos. Usted la puede ver como quiera, donde quiera y a su ritmo.

Esto, en el caso de las series premium, es fundamental porque, seamos honestos, ¿a usted no se le hace medianamente desesperante la poquísima cantidad de cosas que pasan en esas producciones por capítulo como para tener que esperar ocho días para darles seguimiento y descubrir, al final, que sigue sin pasar nada?

¿Por qué cuando pasa esto con los canales internacionales no dicen nada?

Bueno, el caso es que después de House of cards, a Netflix le dio por entrarle a la fantasía. Ahora tiene en su menú de opciones una serie de producción propia titulada Hemlock Grove y yo tengo mis dudas.

¿Por qué? Porque es hacer lo que hacen todos, porque ya chole de personajes fantásticos y de poderes, porque la única nota alrededor de esto es que no hay nota. 

¿Quiere que le diga por qué compañías como Netflix hacen lo que están haciendo?

Primero, porque en todas partes se cuecen habas. Así como aquí hay una multitud que nomás quiere ver lo mismo y lo mismo, a nivel internacional hay otra, desesperadísima, que le tiene miedo al cambio, que lo que menos que quiere es experimentar.

Segundo, porque la fantasía es lo de hoy. La próxima vez que alguien se burle de usted por adorar a los monstruos o a los superhéroes, búrlese usted con más fuerza. Aquí es donde está el poder, incluso, la inteligencia.

Y tercero, porque los que más hacen bulto a la hora de las ganancias son los jóvenes. Netflix, como las más grandes marcas del planeta, ya se dio cuenta y ahora va por los chavos. ¡Agárrense!
Bueno, y a todo esto, ¿Hemlock Grove está mala? ¡Para nada! Es buenísima. La bronca es que las demás series de fantasía, también, y cada vez está más complicado esto de elegir.

¿De qué trata? Es como una mezcla de Crepúsculo con The killing, The Gates y The Riches, pero cruz con Being human y 14 mil lugares comunes.

En un pueblo muy típico y muy bonito de Estados Unidos, se comete un asesinato (luego vendrán otros) y a partir de ahí se involucran criaturas fantásticas que se van aliando y peleando conforme avanza la trama.
Por supuesto, el reparto es increíble porque incluye lo mismo a figurones del cine como Famke Janssen (X-Men) que a chavitos que en menos de dos meses se van a convertir en símbolos sexuales.

¿Entonces vale o no vale la pena verla? Yo diría que sí. Me la eché toda en dos días y soy muy compatible con esa clase de contenidos.

Lo que no sé es en qué momento va a tronar esto. ¿Llegará el día en que nos cansemos de monstruos y superhéroes o pasará como con las telenovelas y aquí nos vamos a quedar por los siglos de los siglos? ¿Usted qué opina?  

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