Bombas maduras
Lo único cierto es que sin Chávez y un presidente electo, sin tanto carisma y utilizando hasta el fastidio la imagen y frases del occiso, Venezuela enfrentará distintos retos y complicados de salvar.
Caray, las noticias son abundantes y abrumadoras. En primer lugar, las elecciones en Venezuela, la tierra de los “inmaduros”, los pajaritos y los caprilitos guapetones que, al estilo López Obrador, piden voto por voto, casilla por casilla.
Y en segundo sitio, muy relevante por lo dramático, están los bombazos en Boston, Estados Unidos, al término de la famosa maratón de esa ciudad, uno de los eventos más respetados en el orbe deportivo, con un saldo de tres personas muertas, inocentes, y más de 170 heridos, varios de ellos mutilados a causa de las explosiones.
De entrada, lo ocurrido en “Venezuela de Chávez” tiene tintes de una elección preparada al estilo México, donde los candidatos utilizaron lo que tuvieron a la mano para tratar de llevarse el triunfo. Nicolás Maduro, el heredero que dejó el comandante Hugo Chávez, fallecido el 5 de marzo pasado, pasándose por el “arco del triunfo” toda la Constitución de ese país, dispuso de todo el aparato estatal para garantizar su victoria, la cual fue escasa.
Apenas 1.7 por ciento de distancia sobre el ricachón Capriles, alrededor de 235 mil votos.
Ese resultado habla, por sí mismo, de que una vez muerto Chávez, el tal Maduro no las tenía todas consigo. Su popularidad no es ni remotamente equiparable con la del comandante fallecido y también indica que hay mucha gente que quería un cambio político, después de 14 años de una ocurrencia llamada “revolución bolivariana” (con su tremenda dosis de socialismo cubano integrado). Pero ahora, una vez que “El Pajarito” Maduro ya obtuvo el triunfo, la oposición se lanzó a las calles con saldos negativos: muertos y cientos de detenidos. Maduro y Henrique Capriles se culpan mutuamente de los hechos.
Lo único cierto es que sin Chávez y un presidente (de entrada ya era mandatario encargado, algo así como interino) electo, sin tanto carisma y utilizando hasta el fastidio la imagen y frases del occiso, Venezuela enfrentará distintos retos y complicados de salvar. ¡Oh! Y ahora, ¿quién podrá defenderlos? El pajarito ya no.
Y con respecto a los bombazos en Boston, no cabe la menor duda de que el terrorismo nunca se alejó de los Estados Unidos. Lo de las Torres Gemelas fue espeluznante, increíble, y más cuando el presidente en turno, George Bush hijo, no reaccionó. Para él fue más fácil hallar culpables en países del Medio Oriente para armar guerras y vender armas. Ahora, en un evento deportivo, sucedió todo un caos. De milagro se pudieron desactivar tres bombas más, de lo contrario, la hecatombe.
PRIMERA CAIDA.- En Venezuela reina el caos. Los opositores se lanzaron a las calles con temor “temerario”, dispuestos a que se cambie la votación o que se convoque a nuevas elecciones. No pasará ni uno ni lo otro. Maduro es el ganador y que Venezuela, ya sin Chávez, sufra más.
SEGUNDA CAIDA.- Barak Obama debe hallar a los culpables, terroristas sin duda, pero que no produzca más guerras como las de su antecesor.
TERCERA CAIDA.- Y una majestuosa boda en Yucatán. ¡Por favor!