¿Buscas el ser o el tener?

El hombre no gobierna al hombre, lo gobierna el consumismo.

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Estamos viviendo en una sociedad de consumo paulatinamente acelerada. Somos producto de un grupo humano, en el que estamos en una competencia entre seres humanos. Hemos olvidado los valores y estamos encerrados en una economía basada en la competencia. ¿Cómo vamos hablar de hermandad y de solidaridad si nos estamos destrozando los unos a otros en una competencia de consumo?

Valdría la pena hacernos la pregunta: ¿hasta dónde llega nuestra hermandad si tenemos el desafío de crisis material, política e intelectual, agobiada por el consumismo? El hombre no gobierna al hombre, lo gobierna el consumismo. “Cuánto tienes, cuánto vales”.

Hay que volver a nuestros orígenes y pensar que no nacimos para desarrollarnos en términos generales como “productos de consumo”, sino venimos a la vida... ¡aspirando a ser felices!. Porque la vida es corta y se nos va, y ningún bien material vale como la vida misma.

La vida se nos escapa trabajando, trabajando y trabajando, para ser más consumistas y devoradores insaciable de bienes materiales. Ese exagerado consumismo está agrediendo a nuestro ser y a nuestra circunstancia, al generar más y más infelicidad, al no lograr todos nuestros deseos insaciables.

El consumismo actual tiende a generar “cosas que duren poco, para volver a vender mucho”. Y estamos incluidos en una sociedad de consumo y de desecho, en un circulo vicioso. Buscamos sólo “el tener y se nos ha olvidado el ser”.

Tenemos que empezar a luchar por otra cultura de valores perdurables y de ideales imperecederos. Retomar nuestras raíces y desechar los falsos dioses que son el poder, el placer y el dinero. ¡No podemos tener una moral gobernada por el consumismo!

Hay que entender que “pobre no es el que tiene poco sino que el verdaderamente pobre, es el que necesita infinitamente mucho y desea más”.

Luchamos por 8 horas de trabajo y ahora hemos conseguido que sean seis. Pero el que consigue seis horas busca dos trabajos, y tiene que trabajar más que antes. ¿Por qué? porque tiene que pagar casa nueva, auto nuevo, más lujos y mejores comodidades innecesarias.

Compramos cosas que no necesitamos, para que las vean personas que no nos interesan y tratamos de demostrar una vida falsa que no tenemos. Y cuando nos damos cuenta ya envejecimos y la vida se nos fue de las manos.

Nuestro desarrollo personal no puede estar contra nuestra felicidad. Están primero el amor, la amistad, los valores morales y nuestras relaciones humanas. Es tener amigos, tener paz, y una vida tranquila sin presiones. No ser voraces por el tener, que a la larga nos va a enfermar.

Buena es la leyenda que dice: “Ahí va Romero, que en su juventud gastó su salud, buscando dinero. Ahí va Romero, que en su senectud, gastó su dinero buscando salud. Ahí va Romero, sin dinero sin salud..¡en su ataúd!”.

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