Caballerosidad

La caballerosidad no es un conjunto de gestos, sino más bien de actitudes y de congruencia. Tampoco es exclusiva de personas cultas, sino de personas bien educadas.

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Dicen que los caballeros son una especie en peligro de extinción, y a ciencia cierta no sé si es debido a la falta de interés y motivación de los hombres para continuar siéndolo, o al rechazo actual de la mayoría de las mujeres a los antiguos actos de caballerosidad, por considerarlos, erróneamente en mi humilde opinión, machistas, anticuados, o como una señal de que el hombre las considera inferiores.

El diccionario de la Real Academia Española, entre 17 definiciones diferentes de la palabra “caballero”, ofrece ésta: Hombre que se comporta con distinción, nobleza y generosidad.

Existe una gran diversidad de gestos amables hacia los demás, especialmente los dedicados por un hombre a una mujer, que se consideran propios de un auténtico caballero; sin embargo, la caballerosidad no es un conjunto de gestos, sino más bien de actitudes y de congruencia. Tampoco la caballerosidad es exclusiva de personas cultas, sino de personas bien educadas. La caballerosidad no se ve condicionada por el tiempo; es decir, no es un asunto de moda o edad, o al menos no debería. Su fundamento, su esencia, radica en el respeto irrestricto hacia los demás, lo cual es a la vez una demostración de respeto a sí mismo y una señal de que se está en sólido dominio de los propios actos.

Adelantarse a abrir la puerta del automóvil, tomar de la mano u ofrecer el brazo a una mujer mientras camina a nuestro lado, especialmente si usa tacones, ceder el asiento no sólo a las personas del género femenino, sino a todas aquellas que lo necesiten más que nosotros mismos, ofrecer una prenda que brinde abrigo ante el clima, son actitudes que conforman solamente una pequeña lista de conductas propias de un caballero.

Ben Whittaker, personaje magistralmente interpretado por Robert de Niro en la película “Pasante de Moda”, dice a un par de compañeros de trabajo en determinada escena: “El pañuelo es quizá el último vestigio de caballerosidad que aún nos queda. Pero lo más importante de un pañuelo, no es usarlo, sino brindarlo u ofrecerlo. En algunas situaciones, las mujeres son más vulnerables que nosotros, y lloran, entonces apreciarán que un caballero les ofrezca un pañuelo, es un acto galante y caballeroso”. Los jóvenes de hoy deberían adoptar esa costumbre de portar siempre un pañuelo, y estar prestos a ofrecerlo cuando se haga necesario, recordando siempre que un caballero jamás solicita su devolución.

En suma, la caballerosidad es un valor que no es estrictamente propio de una persona en particular, es un valor que pertenece a la sociedad y por tanto debería asumirse como responsabilidad de todos rescatar, un activo que en las familias debe fomentarse a traves de la buena educación, que a los hombres nos distingue, y que a las mujeres honra. 

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