Los cambios

Se tiene que reconocer la fuerte ovación que recibió el presidente del PAN en Mérida Jesús Pérez Ballote, que fue mucho más fuerte que la que le otorgaron al líder estatal Raúl Paz.

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Aunque no lo quiera decir de esa forma, el alcalde Mauricio Vila por fin ya entendió que tiene que dar una señal a propios y extraños sobre la necesidad de conformar un equipo de trabajo sólido con miras al agitado año político que le espera y que se manifestó luego de culminar su primer informe de gobierno municipal.

Estamos seguros de que el aplausómetro en la ceremonia de su informe a favor de su antecesor Renán Barrera y del regidor “Primo” Martínez no fueron la motivación, ni por asomo, de la decisión de dar un giro a su administración, cambiando a tres directores que ya trabajaban con el alcalde panista que dijo defender a Mérida frente al gobernador Rolando Zapata, pero que en realidad construía su propio proyecto político a costa de los ciudadanos que todavía le echaban la culpa de todo a Angélica Araujo y a Ivonne Ortega. 

También se tiene que reconocer la fuerte ovación que recibió el presidente del PAN en Mérida Jesús Pérez Ballote, que fue mucho más fuerte que la que le otorgaron al líder estatal Raúl Paz, y el reconocimiento que le hicieron a los regidores Rosa Ceballos y Leonardo Parra.

Y si es verdad que Vila le tendría que agradecer a Barrera Concha la defensa del dinero de los meridanos a mitad de su campaña, la ocasión de un cambio de rumbo en su administración no deja dudas sobre quién es el que desea ser la figura principal del panismo en 2017.

El propio gobernador Rolando Zapata ya vislumbró la popularidad que genera Vila en el interior del Estado y alguna medida seguro va a tomar. 

Fuentes allegadas al PAN nos comentan que vilistas puros vieron con buenos ojos los cambios en el gabinete municipal, no porque los funcionarios sean malos o representen un lastre, sino porque era necesario tomar las riendas en áreas clave como el ejercicio de los recursos y la innovación, dos de los temas que definen el perfil empresarial de Mauricio Vila, quien se desespera cuando las cosas no marchan al ritmo que quiere por culpa de las inercias de la burocracia.

Los renancistas no deben tener miedo si lo que quieren es apoyar el proyecto político de Mauricio Vila a la gubernatura. Por eso, la salida de Irving Berlín Villafaña fue sólo una anécdota sobre cómo la soberbia no siempre hace buena pareja con la eficacia y el buen desempeño, sobre todo en un mundo y una generación que entiende el papel de las redes sociales y no las menosprecia como los funcionarios de la vieja guardia panista. 

Ya era hora de que Vila diera muestras de firmeza. Muchos panistas que no estaban de su lado se lo van a agradecer, aunque todo parece indicar que esto podría ser el principio del fin de la luna de miel con el gobernador, que ya empezó a tirar anzuelos y barrepiés a los funcionarios que todavía no entienden que en la política y el amor todo se vale menos defender lo indefendible.

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