La llamada “reingeniería administrativa” en el gobierno del estado fue apenas el punto de inicio para la consolidación no sólo de las instancias que coadyuvarán al desarrollo estatal, sino el reordenamiento de prioridades y actores que acompañarán al gobernador Roberto Borge Angulo hasta la conclusión de su mandato.

En ese reordenamiento, ni están todos los que son, ni son todos los que están, pues hay quienes se sienten aliviados porque la dependencia que encabezan permanece en la estructura de gobierno, pero en realidad debieran estar pensando en las acciones que tienen que realizar durante los tres años que restan a la actual administración, y ante ello el perfil o desgaste público de algunos no ayuda.

 Así, además de la entrada en funciones de la XIV Legislatura, para los cambios en el gabinete debe sumarse un factor que, aunque pareciera lejano, no debe perderse de vista, y es que quienes acompañen al mandatario en el resto de su administración deberán ser de su total confianza.

Sólo así se garantizará el buen rumbo de la administración y que las aspiraciones sucesorias no generen “desbandadas” a finales de 2014, pues recordemos que Quintana Roo vivirá un proceso electoral federal en 2015 y en 2016 será la renovación de la gubernatura, de manera tal que, en términos políticos, desde 2014 se preparará la sucesión.

De esta manera, sea Pedro Flota Alcocer o José Luis Toledo Medina quien presida la Gran Comisión del Congreso, el cambio deberá ser tan sólo la antesala de la definición de la dirigencia del PRI y la reubicación de actores políticos que, hasta ahora, han estado como “bajo perfil” en la administración de Roberto Borge Angulo, pero que son piezas fundamentales para su proyecto de los próximos años.

Baste como ejemplo señalar al actual subsecretario de gobierno, Armando Álvarez González, hombre allegado al mandatario estatal, pero más allá de eso con una amplia experiencia en las estructuras partidistas; tan es así que durante el proceso local recién concluido tuvo un papel fundamental en la coordinación del programa denominado “1 por 100.”

Y así como Armando Álvarez González existen varios de los llamados “operadores” del proceso electoral local, Juan Pedro Mercader Rodríguez, José Luis González, o Andrés Ruiz Morcillo, por ello es que ejercicios de “memoria asistida” como este pudieran ser útiles, pues existen sin duda actores políticos que le representan al mandatario estatal garantía de solidez institucional para la conclusión de su periodo.

Cabe recordar que el próximo día 30 los presidentes municipales de los 10 municipios quintanarroenses concluyen también su periodo y algunos de ellos se integrarían a posiciones importantes del gobierno estatal; por ello se insiste en que los cambios en el gabinete ocurren a la par de la reingeniería, en el entendido de que las condiciones que generen tales decisiones deberán ser asumidas a cabalidad, y entendidas en el ánimo de fortalecer la administración estatal, tan alicaída actualmente.

De maestros formados y movimientos deformados

Tres semanas se cumplen de paros laborales de maestros en 27 entidades de la República, y más allá de la legitimidad de su movimiento, lo cierto es que se observa en los paristas una capacidad organizativa que sobrepasa por mucho el ámbito estatal y en esa perspectiva debe analizarse el movimiento.

La toma de instalaciones y cierre de carreteras en estados como Baja California, Veracruz y Quintana Roo muestran una coordinación nacional del movimiento; por ello, aunque las autoridades locales deban ser capaces de negociar con los maestros, no se espera demasiado en tanto no cambien las condiciones a nivel central. Habrá que ver entonces si el 15 de septiembre conmemoramos el grito de Independencia, o se escuchan gritos de descalificación en la Explanada de la Bandera en Chetumal.

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