Miles de estudiantes y padres de familia tienen este lunes como plazo fatídico, con el retorno a clases a nivel de educación básica. Se trata de un día muy complicado para muchos y deseado por otros, ya que la educación ha sido negocio de tantos al amparo de la ley, e incluso pisoteándola ante la vista de autoridades que todo lo consienten.

Y es que al margen del cobro de cuotas escolares, está el negocio de los uniformes y libros muy prescindibles, pero que deben ser adquiridos por los padres de familia sin excepción, por así convenir a los intereses de directores y profesores.

El desafío consiste en evitar el injusto cobro de “cuotas voluntarias” que han sido un bocadillo suculento de sociedades de padres de familia que ocupan los recursos para otros fines, afectando la economía de miles de familias.

Pero además está el criminal negocio de las tiendas escolares que siguen ofreciendo comida chatarra, cerrando el paso a la comida saludable. Las adjudicaciones siempre han sido a modo, para beneficiar a los de casa.

Pero además, los profesores tendrán que lidiar con las 117 faltas de ortografía y horrores cometidos por los responsables de la edición de los libros de textos gratuitos. De hecho, a Quintana Roo le afecta ante todo la burrada de que Tulum haya sido incluido en Yucatán.

El sector magisterial no está tan tranquilo que digamos, y su irritación debe inquietar...

La Contraloría y sus grandes méritos

Mientras la Secretaría de Planeación y Desarrollo Regional (Seplader) y la Secretaría de Cultura fueron ejecutadas por no cumplir con el propósito por el que fueron creadas, uno de los más grandes elefantes blancos de la administración pública: la Secretaría de la Contraloría, que sigue en pie contra viento y marea.

Presunta cazadora de funcionarios corruptos, la Contraloría duerme el sueño de los justos desde que arribó a la titularidad Gonzalo 

Herrera Castilla, cuyo máximo esfuerzo ha sido posar para la foto en diversos eventos públicos y colocarlos en la página de Internet de la dependencia como prueba de que “trabaja”.

En más de dos años como Contralor, Herrera Castilla –Secretario de Hacienda en el sexenio de Félix González Canto– se ha dedicado a ocultar las irregularidades de funcionarios más que en exponer a las manzanas podridas.

Quien no fuera quintanarroense pensaría que aquí no tenemos funcionarios corruptos, ya que desde la Contraloría las investigaciones emprendidas se pueden contar con los dedos de una mano, y de esas, la mayoría se quedan en el archivo sin llegar a sanciones reales.

¿De qué sirve una Contraloría que prefiere no ver, no escuchar y no hablar? Eso sí, en este 2013 se le asignaron poco más de 91 millones de pesos como presupuesto, de forma absurda pues es dinero invertido en pura simulación.

Y mientras Lilián Villanueva Chan y Andrés Ruiz Morcillo se quedaron sin chamba, Gonzalo Herrera Castilla se mantiene a flote nadando de a muertito. La decisión de desaparecer a las Secretarías y organismos inoperantes fue acertada, pero la limpia no está completa. La Contraloría no solo no cumple con su función. Ni una sola lágrima para ella.

“Chepe” en los zapatos de Flota

El vencedor de las primeras elecciones constitucionales celebradas en el municipio de Bacalar, el priista José Alfredo “Chepe” Contreras Méndez, tomará en los primeros días de septiembre posesión como alcalde.

Con su perfil bajo, más de burócrata que de político, Flota Medrano demostró que es un buen administrador y supo equilibrar las finanzas, gestionar recursos para obras y sentar las bases legales del nuevo municipio. Chepe también se enemistó con Eduardo Ic Sandy quien intentó quedarse con la candidatura a la alcaldía de Bacalar. Y a pesar de que el panorama es adverso, el próximo alcalde de Bacalar tiene su oportunidad de trascender.