Tres fechas significativas tiene enero: día tres, se recordó al asesinado gobernador del Estado, Felipe Carrillo Puerto, defensor de los Derechos Humanos de los habitantes originarios de estos lares del Mayab, a quienes los conquistadores llamaron indios, por el equívoco aquel de que Cristóbal Colón pensó haber llegado a la India.

15 de enero de 1929, nacimiento del Dr. Martin Luther King, cuya lucha por los derechos civiles de los afroestadunidenses  lo llevó al  Premio Nobel de la Paz en 1964. No hay que olvidar sus protestas contra la guerra de Vietnam y la pobreza, flagelo universal que amenaza a todos los pueblos del mundo.

El 4 de abril del 68, Luther King fue ultimado, según se dijo, por James Earl Ray, en medio de las sombras de conspiración, el que era profundo admirador del “Mahatma” Gandhi, el maestro de la resistencia pacífica, de la no violencia, abatido por Nathuram Godse el día 30…

He querido referirme a estas efemérides para recordar que la defensa de los Derechos Humanos requiere de líderes sí, pero también de quienes apuntalan a esos conductores, guías de las causas justas. Esas columnas vertebrales de quienes calificamos como luchadores sociales son las masas, la gente, el pueblo, o los sectores más oprimidos que no pueden o no saben cómo defenderse a sí mismos.

Nuestro país es un claro ejemplo de las luchas civiles que finalmente le dieron asiento a ese gran mosaico de culturas que es México, el México independiente a cuyos líderes honestos debemos ese cúmulo de leyes para defender nuestras prerrogativas como seres humanos.

Contra quien o quienes violenten los derechos de los demás debemos de oponer la razón, el respeto, sin claudicar de nuestros derechos, sin miedo alguno, con confianza en las instituciones y en nosotros mismos.

Que ese camino ilumine nuestra senda en este año 2016.