Campaña sucia

Las circunstancias de la elección de 2012 demuestran que la campaña negra no solo no es útil para ganar...

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Una de las aportaciones de Felipe Calderón a la política ha sido la campaña publicitaria electoral denostando al adversario, la llamada campaña sucia diseñada por el señor Antonio Sola; su expresión más acabada fue la emprendida en la elección presidencial de 2006 contra el candidato de la izquierda, López Obrador, denominada Un peligro para México. No obstante que Calderón pudo revertir la diferencia de 10 puntos, no queda claro que la publicidad negativa haya redituado los beneficios que se le asignan. En el entorno de 2006, con un candidato impresentable por el PRI, Roberto Madrazo y con un López Obrador propenso a avalar el ataque, se puede afirmar que el PRI y la izquierda perdieron la elección, no que la ganó Calderón.

Las circunstancias de la elección de 2012 demuestran que la campaña negra no solo no es útil para ganar, sino que puede ser contraproducente para el objetivo propio y muy rentable para el tercero en discordia. 

El PAN, seguramente al amparo del mismo publicista, aplicó igual medicina. Josefina Vázquez Mota, candidata con espléndidos atributos para competir, como lo demuestra su exitosa campaña por la candidatura y un partido gobernante por 12 años en la Presidencia fueron remitidos al tercer sitio. 

El PAN, en lugar de proponer y defender lo que había hecho en el poder centró sus baterías contra el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, a quien sí le significaron un costo electoral, pero el beneficiario fue López Obrador, quien de un tercer lugar pasó a la condición de opositor primero, a unos cuantos dígitos del primer lugar.

El PAN no aprende y lo que es peor, ahora el PRD le acompaña. Este lunes iniciará en Baja California promocionales televisados de denostación al candidato del PRI. Antes, los dirigentes nacionales del PAN y del PRD, en un video de pésima calidad y hasta con errores básicos de dicción (debe de), propios de una mala instrucción primaria, la emprendieron contra Fernando Castro Trenti. Después, otros dirigentes como el senador Ríos Piter de Guerrero se sumaron con una penosa y vergonzosa expresión que niega el respeto que las personas se deben, aunque disputen el poder: “primero me castro antes de votar por Trenti”.

Seguramente el PAN vio la ventaja que tenía el adversario, como ocurrió antes con López Obrador y Peña Nieto. Las encuestas independientes como las del acreditado diario local Frontera y la de Covarrubias y Asociados, casa encuestadora vinculada con la izquierda, muestran que el candidato del PRI tiene una ventaja superior a cinco puntos porcentuales. Nuevamente la desesperación está llevando al PAN a un error junto con el PRD. 

Lo que debieran preguntarse ambos partidos es si esa estrategia es la adecuada para revertir un resultado que se perfila adverso, si los electores indecisos son persuasibles por la reedición de la campaña Un peligro para México. Es revelador que el candidato del PAN y del PRD, Kiko Vega, se haya mantenido al margen, lo que hace pensar que él advierte que en Baja California, como en muchas partes del país, esa forma campaña tiene rechazo. La presencia de Santiago Creel en su equipo es garantía de sensatez y decencia.

En Baja California las campañas se han desarrollado con normalidad y hasta antes de que las encuestas revelaran la ventaja de Castro Trenti eran moderadas y de tono propositivo. Queda claro que la campaña de insulto no se origina en la dinámica local, sino en la nacional, en las preocupaciones de las dirigencias nacionales sobre los efectos de un resultado adverso en la única elección de gobernador de este año.

La ley prohíbe las campañas de denostación, disposición absurda ya que guste o no, la libertad de expresión y su abuso es parte de las reglas del juego electoral. Los electores no son menores de edad para que la autoridad los proteja. La inteligencia de ellos da para juzgar y discernir, incluso en medio de campañas negras.

En Baja California se libran muchas batallas: la de la competencia por el poder local, la de los partidos nacionales, la que se da al interior de los mismos partidos y la del regreso político de Calderón. La realidad es que solo decidirán los bajacalifornianos con su voto en la urna. La interferencia externa no solo no beneficia a quien la promueve, sino que al acompañarla de campaña sucia seguramente habrá de revertírsele.

La aportación política a las campañas de Felipe Calderón y del señor Sola, no obstante sus evidentes inconvenientes y limitaciones, persiste en la manera como los partidos intentan disminuir a un adversario con ventaja. Serán los votos del 7 de julio los que determinen su vigencia y funcionalidad. Por lo pronto llama la atención que sean los propios dirigentes de los partidos opositores quienes insistan en la degradación de la comunicación política a través de la campaña sucia.

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