Canto de las sirenas

El emperador Hirohito es una figura polémica por su papel en la estrategia política y militar de Japón durante la Segunda Guerra Mundial...

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El emperador Hirohito es una figura polémica por su papel en la estrategia política y militar de Japón durante la Segunda Guerra Mundial, y quienes se han encargado de analizar sus acciones y omisiones, llegan a la conclusión de que el monarca vivía desconectado de su país, en parte por a la idea sobre el origen divino de su poder, y en otra, al aislamiento en que su corte y ministros lo tenían. 

Esta realidad histórica pareciera difícil de creer en los tiempos del internet y las redes sociales, sin embargo, es ahora más real que en la primera mitad del siglo pasado. La corte, el séquito y los ministros de Hirohito, hoy devienen en cuentas de Twitter que rodean a nuestros gobernantes, aislándolos de la última ventana de contacto con la sociedad, que si bien a veces critica más de lo que propone, tiene el verdadero pulso de la realidad del país y el Estado. 

Haciendo analogías, imaginemos a la red como el mar que surcan Ulises y sus compañeros, y a estos, como a los gobernantes. Ahora, como narra La Odisea, las sirenas cantan para intentar nublar la mente con espejismos y adulaciones. Esto, en esencia, es la constante de la política nacional en redes sociales, pero con una singular agravante: las sirenas de la “odisea mexicana” son pagadas y coordinadas por los navegantes

El gran pecado de la política mexicana es no saber explotar el poder de internet y los nuevos medios de comunicación, pues el común denominador entre nuestros funcionarios con presencia en Twitter y Facebook es la cerrazón y el complejo del mono: no veo, no escucho y no hablo. Evidentemente, no esperamos que una figura política responda a cada “reply” que reciba, y mucho menos, a los ataques; pero sí que sepa reconocer entre la lisonja y medias verdades de la realidad, y en especial, a darse cuenta de que la táctica de la “torta y el jugo” no cierra bocas en las redes sociales, y que si, como en los viejos tiempos, sus sirenas pagadas pueden cantar una versión de los hechos, esta nunca será tomada como la única. 

Es cierto que hemos escrito sobre la pérdida de influencia de las redes sociales en el quehacer político gubernamental, y encontramos el origen de esta situación en el “canto de las sirenas” que la horda de seguidores pagados, obligados, afiliados y compañeros de partido – o sea, bots y falsos usuarios-, les hacen llegar a los gobernantes, pues ante tal concierto de aduladores, terminan creyendo que la consigna que su séquito virtual repite hasta el cansancio en la red, será tomada por verdad por la sociedad, a pesar de que ni él mismo se la crea, convirtiéndose –paradójicamente-, en otro esclavo de su propia corte, en un emperador atrapado en su propia mentira. 

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