Cara de palo

Buster Keaton, Charles Chaplin y Harold Lloyd fue el Génesis de la comedia en el cine mudo que acabaría por pertenecerle a todo el mundo.

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”...” Buster Keaton

En el principio hubo una Santísima Trinidad: Charles Chaplin, Harold Lloyd y Buster Keaton. Ese fue el Génesis de la comedia en el cine mudo que -aunque de origen norteamericano- acabaría por pertenecerle a todo el mundo. El 1 de febrero de 1966 fallecía de cáncer pulmonar a los 70 años un peculiar individuo que lucía igual muerto que vivo… “Cara de palo” o “cara de piedra” lo apodaban. ¿Su nombre? En la lápida de piedra del Memorial Park de Hollywood Hills se indica: Buster Keaton.

Nacido como Joseph Frank Keaton en 1895, en Kansas, se crió en una familia dedicada al vodevil y desde pequeño fue tocado por la magia de las tablas. Su padre tenía un espectáculo itinerante llamado “Compañía de Medicina India Mohawk” que vendía medicamentos patentados a un costado del show de su socio, un tal Harry Houdini, mago y escapista al que se le atribuye haberle dado el sobrenombre de “Buster”, según el mismo Keaton contó en una entrevista en 1964 donde narra cómo tras caer de unas escaleras sin lastimarse, Houdini exclamó: “That was a real buster!”, expresión usada para nombrar un accidente potencialmente dañino.

Cierta o no esta anécdota, Cara de palo siempre vivió al filo del peligro, ya que en sus películas nunca usaba dobles al contar con una constitución física envidiable fruto de sus muchos años con “Los tres Keaton”, como se llamó el grupo de vodevil que tuvo con su padre y madre. A Buster se le consideró un genio de la comedia, ya que actuó y dirigió de 1920 a 1929 –su periodo más prolífico- algunos de los filmes más icónicos de la historia: La general, Siete oportunidades, Sherlock Jr., El camarógrafo, El navegante, etc. Orson Welles dijo alguna vez que La general es “la mejor comedia jamás hecha, el mejor filme de la Guerra Civil jamás hecho, y tal vez la mejor película jamás hecha”.

De los tres mencionados, Cara de palo siempre fue mi favorito al conjugar las ambiciosas y bien escritas historias de Chaplin con el dinamismo de la comedia física de Lloyd. Sin embargo, nunca tuvo el éxito artístico del primero ni el éxito económico del segundo.

La década de los 30 vería su declive: tras un costoso primer divorcio y la consecuente pérdida de su independencia como realizador, Keaton se deslizó hacia el alcoholismo. Sería hasta los 40 cuando su tercera –y última- esposa lo sacaría de la decadencia y posteriormente revitalizaría en menor medida su carrera, con la ayuda de Billy Wilder y Chaplin que lo invitaron a hacer cameos en “Sunset Boulevard” (1950) y “Candilejas” (1952).

Cara de palo nunca sonreía, siendo un ejemplo más del arte imitando a la vida, dado que el infortunado Keaton sería prueba de que la existencia es tan graciosa, que a veces, duele.

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