Carnaval político

Miles de yucatecos opinan que los terrenos de la Feria X’matkuil son idóneos para que la llamada “fiesta de la carne” se desarrolle con la mayor seguridad posible.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Uf, finalmente, el Carnaval de Mérida en su versión 2015 mató su pavo. Ayer miércoles sepultaron a “Juan Carnaval” en medio de bombo y platillos. Se espera su resurrección el año próximo pero con una nueva autoridad municipal.

Las variantes son: retiene el PAN, a través de Mauricio Vila Dosal, la “joya de la corona”; los votos hacen príncipe a Nerio Torres Arcila, del tricolor, o chance, Ana Rosita Payán Cervera, dos veces alcaldesa, se transforma por tercera ocasión en emperatriz, pero ahora bajo las siglas del Partido Movimiento Ciudadano.

El tema vuelve a ser la sede del Carnaval. Miles opinan que los terrenos de la Feria X’matkuil son idóneos para que la llamada “fiesta de la carne” se desarrolle con la mayor seguridad posible.

Otro tanto exige que dicho cotorreo regrese al Paseo de Montejo, donde por años y años salieron los carros alegóricos, la gente bailaba, se emborrachaba, se “wixaba” a diestra y siniestra, sacaba el estómago (por no decir que guacareaba), se liaba a golpes y, al final, el recuento de daños: un sitio turístico y comercial degradado, sucio y destrozado ecológicamente.

La decisión recaerá en el nuevo alcalde o alcaldesa, aunque con la presión de las empresas cerveceras patrocinadoras por obtener las mejores concesiones.

No obstante, los dueños de las bebidas elaboradas a base de cebada fermentada y lúpulos alemanes no tienen mucha preferencia.

En Xmatkuil, Montejo o Ciudad Caucel, quizá hasta en el “puerto terrestre” de Tixkokob, las cerveceras pondrán a disposición de los sedientos meridanos y población yucateca en general sus finos productos, a pesar de que se repita como loros que el consumo sea moderado.

Pero, una vez más, el Carnaval será politizado. En caso de que Don Vila obtenga el triunfo en las urnas, el próximo 7 de junio, esta fiestecilla no se moverá de X’matkuil, salvo que los encargados de la Feria Yucatán decidan cortar por lo sano.

Sin don Nerio (hijo) sale avante, hay una alta probabilidad de que el Carnaval retorne al Paseo de Montejo. Y de plano, Ana Rosita ya aseguró que, de triunfar (está muy segura), el derrotero volverá a su antiguo espacio.

Lo mejor es observar y constatar los beneficios de que el Carnaval meridano esté retirado de las principales calles y avenidas de la capital yucateca.

PRIMERA CAIDA.- No nos hagamos a los mismos. En Xmatkuil, la gente que fue a la pachanga se divirtió de lo lindo, mucho más que el año pasado cuando el alcalde Renán Barrera Concha experimentó con el cambio de sede.

SEGUNDA CAIDA.- Las voces –muchas políticas- que insisten en que el bailongo, los disfraces y la borrachera regresen a Montejo son, precisamente, políticas. Es sólo la captación de votos y que cada año, aunque sea por una semana, el emblemático sitio meridano termine hecho una especie de fosa séptica.

TERCERA CAIDA.- El asunto debe ser tratado con seriedad. Las consultas públicas no sirven para nada. La decisión tiene que recaer en la autoridad en turno. Así de fácil.

Lo más leído

skeleton





skeleton