El próximo 24 de diciembre se cumplirán 165 años de que Cirilo Baqueiro Preve Chan Cil, el padre de la canción yucateca, fue dejado a las puertas del hogar del coronel Cirilo Baqueiro Cámara, jefe de las operaciones militares de la ciudad de Campeche, y de su abnegada esposa Doña Isabel Preve. 

Chan Cil fue un generoso obsequio que fue muy bien recibido por el matrimonio Baqueiro-Preve que para entonces ya tenía tres hijos -Leonardo, Serapio y José Clotilde- y seis años después tendría a José del Carmen. 

A Chan Cil se le bautizó con el nombre de su padre en la iglesia parroquial del barrio de Guadalupe, el 3 de enero de 1849.

El coronel Baqueiro fue relevado de su cargo en mayo de 1858. Por tal motivo se avecindó con su familia en Mérida y vivió en la calle 64 número 569, a pocos pasos del Arco de San Juan. Chan Cil aprendió sus primeras letras con el profesor Faustino Franco y a temprana edad aprendió a tocar la guitarra, el violín y la mandolina. 

A fines de los años setenta  comenzó a figurar en modestos escenarios de la ciudad. 

Dotado de buena voz para cantar y de habilidad para ejecutar varios instrumentos, integró un grupo de cuerdas  (“concierto” le llamaban entonces) que llegó a ser muy apreciado en Mérida,  en poblaciones del interior del estado y en la ciudad de Campeche. 

Hacia 1880, con versos del insigne José Peón Contreras, con quien mantuvo una estrecha amistad, compuso la canción-danza Despedida, que por sus características puede considerarse como la primera de la trova yucateca; el vals-habanera Morir amando, también conocida como En el abismo; la canción-guaracha Vuelvo a ti y la canción La violeta. 

La primera de ellas llegó a ser muy conocida en ciudades del centro del país. (Continuará).