Chan Cil, el padre de la canción yucateca, nació en Campeche la Nochebuena de 1848

Chan Cil aprendió sus primeras letras con el profesor Faustino Franco y a temprana edad a tocar la guitarra, el violín y la mandolina...

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El niño Cirilo Baqueiro Preve, quien después sería conocido artísticamente por el apelativo maya de Chan Cil (El pequeño Cirilo), fue encontrado a las puertas de la casa del coronel Cirilo Baqueiro Cámara, jefe de la guarnición de la ciudad de Campeche, el 24 de diciembre de 1848. Se le bautizó en la iglesia del barrio de  Guadalupe, de la misma ciudad, el 3 de enero de 1849, como hijo del coronel Baqueiro y de su abnegada esposa Isabel Preve, que para entonces ya habían procreado a Leonardo, Serapio y José Clotilde, y seis años después a José María. El coronel Baqueiro fue relevado de su cargo en mayo de 1858, y por tal motivo  se avecinó con su familia en Mérida y vivió en la calle 64 número 569, a pocos pasos del Arco de San Juan.

Chan Cil aprendió sus primeras letras con el profesor Faustino Franco y a temprana edad a tocar la guitarra, el violín y la mandolina. A fines de los años 70 comenzó a figurar en los escenarios de la ciudad. Dotado de buena voz para cantar y de habilidad para ejecutar varios instrumentos, integró un grupo de cuerdas  (“concierto” le llamaban entonces) que llegó a ser muy apreciado en Mérida,  en poblaciones del interior del Estado y en la ciudad de Campeche.

Hacia 1880 estrechó lazos de entrañable amistad con el poeta José Peón Contreras (1843-1907), quien visitaba Mérida después de varios años de ausencia, y  con quien compuso varios temas que dieron origen a la canción yucateca. Por esos años Peón Contreras, que era casado con la oaxaqueña Leonor del Valle, mantuvo relaciones sentimentales con un antiguo amor de juventud que lo motivó a escribir significativos poemas que fueron musicalizados y cantados en la ventana de la amada por el propio Chan Cil. Así nació la canción-danza Despedida, que por sus características puede considerarse como la primera de la trova yucateca; el vals-habanera Morir amando, también conocida como En el abismo, y  la canción-guaracha Vuelvo a ti.  Para el carnaval de 1887, Chan Cil musicalizó el vals Despierta, con letra de Víctor Hugo; el bolero  Noches de luna, con letra  de Manuel M. Flores, y la canción Bacanal, con versos festivos  de José “El Vate” Correa, que se publicaron en un fascículo de obsequio (Continuará).

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