Chespirito vive

Con la muerte de Roberto Gómez Bolaños se va una figura importante de la vida nacional –no sólo de la farándula- que llenó una época en la televisión aquí y más allá de las fronteras nacionales.

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Creo que con la muerte de Chespirito (a) Roberto Gómez Bolaños se va una figura importante de la vida nacional –no sólo de la farándula- que llenó una época en la televisión aquí y más allá de las fronteras nacionales.

El Chapulín Colorado, El Chavo del Ocho, Chaparrón Bonaparte, el entrañable Doctor Chapatín, entre otros personajes que creó y caracterizó, así como Los caquitos (con Edgar Vivar), doña Florinda Corcuera Villalpando viuda de Mátalas Callando (Florinda Meza), el cartero Jaimito (Raúl “el Chato” Padilla), la campechana (de Hopelchén) doña Clotilde la Bruja del 71 (Angelines Fernández), el Profesor Jirafales (Rubén Aguirre), Quico (Carlos Villagrán) y la Chilindrina (María Antonieta de las Nieves, que también hace de su “bizcabuela” doña Nieves Frías viuda de Limón Aguado) y su papá don Ramón (Ramón Valdés) comenzaron a divertirme cuando mis hijas apenas despuntaban a la vida.

Una de las cosas que nunca nos preocuparon y tampoco a los mojigatos productores de televisión es que las obras de Chespirito estaban llenas de familias poco ortodoxas.

Por ejemplo, Quico era huérfano, su madre viuda (eterna novia de Jirafales), don Ramón era padre viudo de la Chilindrina, el Chavo, un niño sin padres  que vivía en un tonel y cuya mayor ilusión era comer una torta de jamón… y así.

Se fue  don Roberto Gómez Bolaños, vive Chespirito.

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