Chetumaleños en su peor época

Los capitalinos que navegan en la política y demás posiciones de primer orden no andan muy bien que digamos...

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Los capitalinos que navegan en la política y demás posiciones de primer orden no andan muy bien que digamos. Ese bajo perfil es la constante –con su natural excepción – en estos tiempos, llegando a extremos que han defraudado en demasía, como el alcalde Carlos Mario Villanueva Tenorio.

Los veo muy mal, complacidos en el reino de la intriga y siempre jugando en reducido grupo con todo y familiares que van incorporando a la nómina, pero sin impulsar un sólido proyecto de poder, a diferencia de otros...

El oasis y el blindaje de la nómina y los viáticos los embruja como una moderna Circe del Caribe, cercenando ese vigor y esas ganas de lanzarse al ruedo para estar en las alturas, arriesgando en caso necesario. Pero esta “clase política” –si acaso cabe tal término a estas alturas del partido–  está tan debilitada como un “Mantequilla” Nápoles luego de la paliza que le propinó en Paris el argentino Carlos Monzón.

Por un lado están los jóvenes chetumaleños de nacimiento, pero que dócilmente responden al liderazgo de otra latitud. Y frente a ellos un puñado de señoras y señores que se resiste al canto de la jubilación, entonada incluso desde hace dos sexenios cuando menos.

Muchos creen que Eduardo Espinosa será ese Mesías político que aguarda con impaciencia el sur, pero su desafío tiene dimensiones infernales. Y a ello se le suma la mala vibra de otros chetumaleños que aguardan el primer tropiezo o desafortunada declaración para festejar en privado, mientras en público cuidan las formas y hasta se muestran solidarios.

Tan sólo el PRI cuenta en este repaso de miserias, ya que el resto de los partidos no tiene siquiera una pálida insinuación de liderazgo porque han convertido a Cancún en su todo, despreciando con todas las fuerzas de su ser al resto del estado, cuya capital desde 1993 no sabe lo que es tener un candidato del PAN o PRD a la gubernatura.  Y algunos dicen que 20 años no es nada, pero en este caso no aplica el tango de Gardel.

Nacidos para perder terrenos en la Uqroo

La Universidad de Quintana Roo no ha asimilado las dimensiones de una pérdida de su patrimonio que ha cortado de tajo su proyecto, para convertirla en una universidad del montón, aunque mis palabras irriten a más de uno que se sienta capaz de envolverse en la bandera para precipitarse desde la megaescultura de la bahía.

Se trata de un patrimonio adjudicado por el gobernador Miguel Borge Martín para el crecimiento y consolidación de la Uqroo, que consistía en terrenos estratégicos en Tulum, Felipe Carrillo Puerto y Cancún.

Pero el proyecto de la Uqroo fue herido de muerte por su sucesor Mario Villanueva Madrid, quien sacó a patadas al Rector Enrique Carrillo Barrios-Gómez, para imponer a un enemigo del proyecto universitario: Luis Enrique Peña Alba, ex director del Instituto Tecnológico de Chetumal (ITCH).

Me detendré en el predio de Tulum, cuya superficie es de 75 hectáreas y que cuenta con mil 200 metros de playa.

El valor es altísimo, pero por negligencia de sus Rectores fue invadido y finalmente arrebatado a la Universidad.

Es imperdonable que el acto de un gobernador que procedió con nivel de estadista, como el Doctor Miguel Borge, haya sido respondido con reacciones de burócratas de rancho que desairaron el obsequio, abandonándolo en las fauces de invasores. Incluso, hasta Cecilia Loría Marín –ex titular de Educación y ahora delegada del Conafe- reclamó parte de ese predio en el gobierno de Félix González Canto.

Miguel Borge gobernó con enorme sensibilidad política e impulsó como nunca el rubro cultural, aunque su legado fue descuidado: Museo de la Cultura Maya, Casa Internacional del Escritor, Festival Internacional de Cultura del Caribe.

Y retomando el caso Uqroo, entre el primer Rector Enrique Carrillo Barrios-Gómez y Elina Coral Castilla no hay comparación. A ese nivel se ha devaluado la “máxima casa de estudios”.

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