Colosio anoche, hace 20 años

Colosio le ofreció a Camacho la Secretaría de Gobernación pero el comisionado, amablemente, rechazó la oferta y comentó que trabajaría en su propio proyecto.

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Ayer se cumplieron 20 años de lo que en el otoño del primer priato fue un esperanzador acuerdo de avenencia entre Luis Donaldo Colosio Murrieta y Manuel Camacho Solís.

En su departamento de Gelati 99 (colonia San Miguel Chapultepec, DF), Luis Martínez Fernández del Campo, correligionario y amigo común, fue el anfitrión de la cena en que ambos resolvieron (era miércoles, y el lunes 21 sería de Juárez y la primavera) que el miércoles 22 de marzo Camacho hiciera, por fin, público su reconocimiento a la candidatura del hombre que Carlos Salinas de Gortari escogió para sucederlo.

Por esos días la campaña de Colosio continuaba lánguida, tanto por la atención que había despertado, desde el 1 de enero, el levantamiento zapatista, como por la relevancia que la comisión para la paz en Chiapas, a cargo de Camacho, había adquirido.

La insidia de que Colosio sería sustituido por Camacho (ex jefe de Gobierno del DF y ex canciller fugaz) llevaba corriendo varias semanas, pero desde mucho antes, hacia finales de 1993 (el 28 de noviembre Colosio aceptó la precandidatura y el 8 de diciembre rindió la protesta oficial), a sugerencia de otro priista prominente, Enrique Jakson, Luis Martínez había empezado a trabajar el encuentro que se iría hasta marzo por el estallido y la secuela del movimiento indígena.

Colosio y Camacho se propusieron disipar cualquier duda respecto de la sucesión.

Acordada la cita para las nueve de la noche del 16 de marzo, Luis Martínez habló con Paquita Bouteille, del restorán Champs Elysses, para que uno de sus mejores meseros atendiera a sus invitados, a quienes quiso recibir a la puerta del edificio. Colosio llegó puntual y le preguntó qué hacía allí. “Porque estoy esperando al próximo Presidente de México”, fue la respuesta. Subieron al departamento y se sirvieron un jerez.

Camacho había llegado de Chiapas esa tarde, y antes que nada fue a Los Pinos para informarle a Salinas, de modo que llegó a Gelati 45 minutos tarde.

El anfitrión puso música de Mahler, pidió al mesero Miguel que sirviera la carne ligera, y destapó una botella de tinto Chateau Margaux y, prudente, se retiró para dejarlos hablar.

Amables los invitados, a los postres le pidieron incorporarse a la plática y, prudente de nuevo, Luis accedió pero terminó por volver a dejarlos solos.

Delegado en Azcapotzalco, el anfitrión conocía bien a Camacho quien, como jefe de Gobierno, tuvo en aquél a uno de sus mejores colaboradores; y a Colosio porque éste conoció su eficiencia como subdelegado del PRI en Veracruz y por haber trabajado juntos como senadores (esta última relación se refrendó cuando, frustrado el inicio de campaña en el estado de Hidalgo, Colosio decidió arrancarla, precisamente, en Azcapotzalco).

En la cena, Colosio le ofreció a Camacho la Secretaría de Gobernación pero el comisionado, amablemente, rechazó la oferta y comentó que trabajaría en su propio proyecto.

Se despidieron hacia las 12. Camacho cumplió el 22, y Mario Aburto asesinó a Colosio un día después…

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