Quienes estuvieron al frente de los trabajos de exploración en los sitios arqueológicos del Puuc aprendieron una nueva manera de ver la restauración sin saber cuál era su origen.

En 1996 el arquitecto Augusto Molina Montes, en representación del Consejo de Arqueología del INAH, realizó una visita a Uxmal para evaluar los trabajos de restauración que se habían hecho en el Cuadrángulo de los Pájaros, pues estaba causando alarma que, aparentemente sin datos confiables, se estaban reintegrando las bóvedas y fachadas de los edificios del Cuadrángulo.

Informe en mano, el Arq. Molina Montes hizo un acucioso interrogatorio de cómo habían sido hallados los datos que sirvieron para reintegrar los elementos arquitectónicos al edificio y cómo se habían marcado las partes que se repusieron a partir de inferir la caída de los elementos.

Después de disipar cada una de las dudas, solicitó revisar a detalle cada una de las plantas a escala 1:20 que se elaboraron de las piedras recuperadas en la excavación capa tras capa (así como cada dato recolectado del trabajo).

Finalmente, el Arq. Molina Montes se convenció de que el trabajo estaba bien hecho y que la reintegración por anastilosis era una de las mejores soluciones para la arquitectura Puuc, a condición de que existiera una técnica de exploración pulcra que permitiera obtener la información necesaria para llevar al cabo una reintegración fundada de los elementos que constituían el edificio.

Molina Montes calificó la restauración del Cuadrángulo de los Pájaros como sensacional y utilizó los informes como textos de lectura y análisis para sus alumnos de la maestría en restauración en Churubusco.

Ese año también se recibió la visita de un grupo de congresistas de la Unesco, cuya finalidad fue conocer los trabajos de restauración que se estaban efectuando en Uxmal.