Comiendo con el enemigo
Goyeneche se creía Harrison Ford, el actor de Hollywood, según parece. En su perfil de Facebook, subió una foto del actor de cine en Indiana Jones y escribió: “Mi otro yo”.
Uno nunca sabe qué onda. Incluso ni para quién trabaja. Pero es casi increíble cómo se infiltra el crimen organizado en personajes que se consideraban honorables. En este caso se trata del ya famoso verde ecologista, Germán Goyeneche, un tipo que era prácticamente un mecenas en varios renglones de la sociedad.
Por supuesto que para los yucatecos el nombre les dice poco. Hasta la semana pasada, el tal Goyeneche gozaba de absoluta libertad y deambulaba por determinadas partes del país. Un éxito como empresario, con excelente carácter, alegre, vacilón, derrochador de plata, algo que nunca le faltaba.
Pero la vida da vueltas cabronas, Y ahora el apacible ciudadano mexicano, nacido en el estado de Querétaro, es un preso. El tipo fue apañado cuando comía mariscos con el narcotraficante Héctor Beltrán Leyva. Nada más ni nada menos. A continuación, una serie de datos recopilados en distintos portales sobre la detención de ambos sujetos. ¡Ah, bárbaro!
La narrativa es: Germán Goyeneche era un empresario exitoso y admirado, rejoneador y forcado, amigo de políticos y ciudadano comprometido, hasta que fue detenido junto al narcotraficante Héctor Beltrán Leyva, en San Miguel de Allende, Guanajuto. De un momento a otro, Goyeneche se convirtió en un operador financiero del Cártel de los Beltrán Leyva.
Hace unos días, era un hombre rico y popular, muy parecido a Indiana Jones (hasta usaba el sombrero). Hoy es un burdo operador de los narcotraficantes.
Antes, todos querían juntarse con él. Ahora, todos quieren deslindarse de él. El martes de la semana pasada, todos se decían sus amigos en San Miguel. Ahora, todos sólo lo conocían de lejecitos y nunca lo trataron.
Goyeneche se creía Harrison Ford, el actor de Hollywood, según parece. En su perfil de Facebook, subió una foto del actor de cine en Indiana Jones y escribió: “Mi otro yo”. Tal vez por eso usaba el mismo sombrero. Era popular y traía dinero.
Se juntaba con los políticos del PAN en San Miguel de Allende. El 29 de septiembre pasado había asistido a una reunión con el diputado federal Ricardo Villarreal, hermano del diputado local Luis Alberto Villarreal. (Los nombres no dicen nada para los yucas, pero qué tal para entidades como Querétaro y Guanajuato).
Pero no solo eso. Goyeneche era miembro activo del Partido Verde Ecologista y tenía relación cercana con el dirigente del Verde en Querétaro, Ricardo Astudillo Suárez, actual diputado federal. Goyeneche era presidente del Parlamento Ciudadano de México (Pacime) en Querétaro, una organización civil que impulsa la participación ciudadana en la política y ligada al Partido Verde, a nivel nacional.
El empresario se codeaba con políticos y poderosos, de aquí y de allá. Ni quién sospechara de su riqueza. Era propietario del fraccionamiento y club hípico Otomí Lake and Villas, en San Miguel de Allende. Ahora su prestigio se vino abajo.
El Partido Verde ya lo expulsó de su organización. El diputado local Oscar Arroyo dijo que sólo trató para un asunto legal y el diputado federal Ricardo Villarreal afirmó que lo conoció como a otros empresarios de San Miguel de Allende.
Goyeneche engañó a todos, según dicen. Ahora resulta que en San Miguel de Allende nadie sabía en realidad quién era, hasta que fue capturado nada más y nada menos que con uno de los carnales Beltrán Leyva.
Ojalá que en Yucatán no exista algo parecido. Cierto, somos quizá el estado más seguro del país, pero en cuestión de amistades “caras vemos, corazones no sabemos”.
Amiguitos y amiguitas, ya saben: sugerencias para que sólo existan “goya, goya” (estilo UNAM) y no Goyeneches, enviarlas a [email protected] y/o [email protected]