Una de las virtudes más elevadas del hombre es compartir conocimientos, enseñar lo aprendido a las nuevas generaciones  a fin de preservar el legado de cada área, esto aplica de manera especial en el karate, donde las técnicas datan de mucho tiempo atrás.

Un maestro que no enseña es como un abrigo, ‘se calienta solo’, y en ese compartir se debe enfatizar el respeto  hacia los demás,  de tal manera que siempre tengan presente  el control de las emociones para ser fuerte, aprender de todos para ser sabio y estar siempre agradecido por todo cuanto se tiene para ser feliz.

A un niño se le corrige con energía, nunca con enojo, se trata de levantarle siempre la autoestima, a fin de hacerlos cada vez más seguros (as) de sí mismos,  la disciplina va de la mano con la amabilidad.

Cuando se sientan las bases de una personalidad con autoestima elevada, es entonces cuando se está en el camino correcto de las artes marciales, un niño debe acostumbrarse a caminar erguido, con los hombros hacia atrás, mirada de frente,  al saludar el  apretón de manos debe trasmitir confianza, sostener la mirada, hablar fuerte sin gritar, todo eso va conformando una imagen de fuerza interior.

La clase de karate no termina en el Dojo, continúa en cada palabra  y gesto amable, en cada vez que se pone el mejor esfuerzo por sacar las mejores calificaciones en la escuela, en el respeto a mamá y papá y sobre todo por el control de las emociones.

Para concluir les dejo la siguiente frase de Gichin Funakoshi, fundador del estilo Shotokan: ‘El karate comienza y termina con la cortesía’.

Recuerden que todos los viernes tenemos una cita en punto de las 15:30 horas en SIPSE Deportes Gala Tv, donde presentamos reportajes, entrevistas y todo lo relacionado con el fascinante mundo de las artes marciales.