Comuna, al fondo del barranco
Anunciado como si se tratara de su máximo logro, en dado caso, el único, Carlos Mario Villanueva dio a conocer el otorgamiento del crédito por 272 millones de pesos...
Anunciado como si se tratara de su máximo logro, en dado caso, el único, Carlos Mario Villanueva dio a conocer el otorgamiento del crédito por 272 millones de pesos a favor del ayuntamiento de Othón P. Blanco, pagables a 15 años y al cabo de los cuales se habrán erogado más de 420 millones de pesos debido a los fuertes intereses y al manejo de la deuda.
Para darnos una idea del grave daño que le ocasiona a las ya de por sí raquíticas finanzas de la comuna, por el servicio de deuda se tendrá que pagar 2.6 millones de pesos mensuales a lo largo de 5 administraciones municipales, es decir, en 15 años.
Desde el pasado 8 de noviembre del 2012, cuando el Congreso del Estado autorizó la contratación del empréstito, Carlos Mario se había venido lamiendo los bigotes para concretar su obra cumbre, la de reducir a cenizas a la comuna capitalina.
Si bien es cierto que el ayuntamiento tenía en su haber varias deudas, las que iniciaron con los 24 millones de pesos que desde el 1994 generó Diego Rojas Zapata como presidente municipal, aquella no se compara con el descaro y el despilfarro de recursos que caracterizó a esta deprimente administración villanuevista. Carlos Mario siguió la tradición de sus antecesores al pedir prestado, como cuando Andrés Ruiz Morcillo solicitó 675 millones de pesos para pagar a la empresa General Electric por la instalación de 25 mil lámparas led en Chetumal y en algunas comunidades.
Pero con tan solo cuatro meses de haber asumido el cargo, Carlos Mario Villanueva Tenorio se dedicó a aumentar la deuda capitalina, convenciendo a los regidores para que aprobaran empréstitos por unos 130 millones de pesos, al grado de que al día de hoy la deuda es por 292 millones de pesos, a los que se le sumarán los nuevos 423 millones de pesos.
En la administración de Carlos Mario fue-ron descarados los malos manejos, el uso discrecional de la nómina, el incumplimiento de funciones, entre muchas otras anomalías, o como los más de mil 200 nuevos empleados que metió al ayuntamiento, entre amigos y fa-miliares, quienes cobraban sumas onerosas y que solo acudían a cobrar al Palacio Municipal.Varios fueron los momentos en los que este alcalde evidenció su torpeza, como cuando el Gobierno estatal tuvo que autorizarle un adelanto de más de 2 millones de pesos para que sus más de dos mil trabajadores pudieran disfrutar de una decorosa cena de navidad, ante la nula liquidez de las arcas pompoyenses.
Fue necesario, incluso, que Joel Sauri Galué asumiera las riendas de la Tesorería municipal, a fin de que subsanara las resquebrajadas finanzas; un personaje con mucha experiencia en el manejo de los recursos públicos, como lo ha demostrado en sus encargos anteriores.
Lo peor del caso sería que Carlos Mario Villanueva Tenorio, quien lo único que ha hecho es demostrar su ineptitud para ostentar un cargo público, también malgaste de nuevo lo ahora prestado, lo cual no sería de ninguna manera una novedad.
Diputados con licencia, 7 de 10 precandidatos
Luego del registro de los precandidatos del PRI a los procesos internos municipales, es sólo cuestión de trámite lo que hace falta para que finalmente el tricolor cuente con su lista oficial de candidatos a las 10 presidencias municipales del estado.
El registro se llevó ayer en todas las alcaldías en medio de fiesta, pero sobre todo, se evidenció la unidad que caracteriza a este instituto político y que ha mantenido desde que decidieron el método de selección de candidatos por convención de delegados.
De entrada, lo primero que salta a la vista es que los precandidatos son en su gran mayoría diputados locales con licencia; es decir, de los 10 aspirantes a igual número de ayuntamientos, siete de ellos se separaron del cargo de legislador para ir en busca de un espacio más cercano para trabajar en beneficio de sus municipios. Al menos eso es lo que dicen.