Congreso humillante
Sorprende que los panistas y perredistas estén desperdiciando una oportunidad que les dio la candidatura exitosa del gobernador.
El Congreso de Quintana Roo es un nido de ineptitud, despilfarro y autoritarismo que nada bueno aporta a esta era política del cambio, con un priismo fulminado y sin autoridad moral para oponerse y mostrar caminos alternos. Por ello sorprende que los panistas y los perredistas estén desperdiciando una oportunidad que les dio la candidatura exitosa del gobernador Carlos Joaquín González, a quien acompañaron en su batalla contra un partido hasta entonces imbatible.
La directora de Comunicación Social y Crónica Legislativa del Congreso, Idalia Carrillo Beltrán, fue despedida en forma humillante por Eduardo Lorenzo Martínez Arcila, Presidente de la Gran Comisión del Congreso. Y su decisión además de precipitada fue vulgarmente autoritaria, ya que no informó al resto de los integrantes de la Gran Comisión: Emiliano Ramos Hernández (PRD), Carlos Mario Villanueva Tenorio (Encuentro Social), Silvia de los Angeles Vázquez Pech (Morena) y Ramón Javier Padilla Balam (Nueva Alianza).
El panista Martínez Arcila no entiende que los cargos de esta naturaleza están al servicio del Poder Legislativo, no de un inflado monarca trastornado por un poder que vuelve locos a quienes no están preparados para resistir sus caricias, como ocurre con el ex dirigente estatal del PAN.
La Ley Orgánica del Congreso establece que los nombramientos o despidos a nivel directivo deben ser aprobados por al menos tres integrantes de la Gran Comisión, quienes en el caso Idalia se enteraron por las redes sociales y en una mesa de cantina. Una falta de respeto y una canallada a una eficaz chetumaleña que había acumulado experiencia de años en una de las áreas del Poder Legislativo donde sí se trabaja en serio, a diferencia de los diputados que siguen sin dominar el balón, dando palos de ciego y metiendo la pata.
Porque los diputados mostraron su apetito voraz al defender sus 20 mil pesos en vales de gasolina mensuales, y se quedaron con las ganas de un aumentito. Tan sólo el diputado independiente Juan Carlos Pereyra Escudero dio un paso al frente, renunciando a esta conquista inmoral para obsequiar los vales a la Cruz Roja y a instituciones caritativas.
Ante la avalancha de críticas, el diputado Lorenzo decidió que la única culpable era la jefa de prensa de su Congreso, ya que para el afortunado panista esta chamba es un botín de guerra, y “el que parte y reparte se queda con la mejor parte” en la Gran Comisión donde el PRI está libre de pecado.