Contingencia

Especialistas analizaron al agua de mar de la costa y encontraron que Chicxulub presenta una carga de bacterias patógenas para los paseantes que se sumerjan en el mar.

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Para los que no tenemos el beneficio de contar con un predio playero para hacer temporada queda la opción de compartir el pan y la sal en el malecón de Progreso, donde la manifestación colectiva, exuberante, sabrosona y cumbiera es un verdadero gustazo. 

Siendo un ambiente socorrido, sin embargo, se ha visto intensificada la colectividad dando al  lugar una sobrepoblación playera que entorpece el andar, el nadar y el beber. 

Reconozco que pudo más la curiosidad y sin vacilar pregunté a una señorita ajustada en un traje de baño incipiente el motivo de este repentino arrimamiento. 

“¿No lee los periódicos?”, preguntó extrañada. Me informó que especialistas analizaron al agua de mar de la costa y encontraron que Chicxulub presenta una carga de fecaloides y bacterias potencialmente patógenas para los paseantes que se sumerjan  en el mar. 

Como resultado la Secretaría de Salud ha puesto en marcha una campaña en los medios para advertir del hecho a los visitantes e implementado en el sitio un operativo con mantas, espectaculares y edecanes tipo guardianes de la bahía advirtiendo el riesgo. 

Quise extender mi agradecimiento, pero la señorita se fue tras un cubetero con cervezas y se perdió, disculpe el lugar común, entre un mar de panzas veraniegas. 

Como soy intolerante a las aglomeraciones, con un agua de coco en la mano evalué mis posibilidades. 

Si uno es paciente y constante en Uaymutún y anexas se puede localizar una vereda entre los lotes privados y llegar al mar, pero se hace penoso cargar parasol, nevera, sillón y los kilos de mero frito con su guarnición. 

Mas aún, puede complicarse el regreso si se abusa de la cheva y el ron, porque se corre el riesgo de echarse un piscinazo o una wixada en la alberca de un predio al que uno no ha sido invitado, con la entendible molestia del propietario y las consecuencias violentas que se puedan derivar de tal invasión. 

Cabe también la posibilidad de que el ofendido camuflagee el único acceso posible a la carretera con su catamarán y verse obligado a recorrer bajo el sol el tramo de regreso, pasando además la zona del conflicto sanitario. 

Para mi buena suerte entreví de nuevo el ajustado calzoncito de la mujer. 
Cambié coco por chela y me encaminé a dar gracias por la advertencia y comentarle de mi columna semanal en Milenio.
 
¡Vaya biem!

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