Contra el Aedes, para luego es tarde

Años turbulentos desde el punto de vista de la salud hemos tenido los moradores del Mayab: dengue, chikungunya y zika.

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Años turbulentos desde el punto de vista de la salud  hemos tenido los  moradores del Mayab. A través de cualquier medio de comunicación, estamos siendo bombardeados con información sobre las acciones y exhortos de la Secretaría de Salud, con el afán de sumarnos a la impostergable acción colectiva y alcanzar el objetivo primordial de limitar el impacto biopsicosocial que causan las enfermedades emergentes y reemergentes. Para no dejar lugar a dudas, me estoy refiriendo a dengue, chikungunya y zika, sin tener evidencia de la presencia de este último -hasta el momento- en Yucatán.

El Aedes aegypti ha  flagelado continentes, consecuencia de cambios climáticos, migración, asentamientos en zonas no urbanas y sobrepoblación con inadecuadas condiciones higiénicas en las suburbanas. Cabe destacar que existen otros predisponentes para el desarrollo de las mismas, jugando papel importante el bajo nivel económico, aumento de la población de la tercera edad, enfermedades como el cáncer y uso de medicamentos que alteran el sistema inmune, por no dejar de citar.

Todavía veo caminar de forma lenta y quejumbrosa a quienes fueron víctimas del chikungunya, sufriendo además de las consecuencias propias de la etapa crónica de esta enfermedad de origen viral: tener que estar consumiendo de forma continua  medicamentos para el dolor o inmuno-reguladores prescritos por el reumatólogo. Lo anterior se traduce en gastos directos que pudieron evitarse  y de los indirectos, como son el bajo rendimiento laboral y cambios en la dinámica familiar, ni qué decir. Sí, estimado lector, las enfermedades trastocan la estabilidad biopsicosocial de una comunidad.

Más de alguno que en este momento me lee pudiese estar minimizando el comentario, pero lo dictado está estrictamente apegado a lo que palpamos los del gremio médico en el cotidiano actuar. Y como en cualquier evento circunstancial doloroso, habrá quienes busquen culpables, como parte de nuestra naturaleza humana, pero lo que sí les puedo asegurar es que nos tocó enfrentarlo, y sólo el movimiento de forma sumada logrará achicar al agente transmisor. 

Más de cinco mil brigadistas están en las calles desde el día 22 de febrero, y con seguridad pronto tocarán a tu puerta. Aquellos que tienen terrenos baldíos que se dejen de hacer a los mismos y se pongan a hacer la parte que les corresponde como ciudadanos, y que no te valga. A todos nos debe ocupar la tarea preventiva, y no luego como cobardes lloremos lo que no defendimos como hombres.

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