Contra la reelección (la del PRI)

La recién aprobada reforma electoral permite la reelección consecutiva de legisladores y presidentes municipales.

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Incumbent es una palabra cotidiana en la política electoral estadunidense, hay quienes en español han tratado de traducirla como incumbente, pero en realidad no existe; ni la academia ni los mexicanos la reconocen. El incumbent es aquel que detenta una posición política ganada con votos y que va a competir una vez más para retenerla. Será que en casi un siglo sin reelección no hemos necesitado de la palabra. Ahora tendremos que inventarnos alguna, porque será fundamental para nuestra futura vida política. 

La recién aprobada reforma electoral permite la reelección consecutiva de legisladores y presidentes municipales. Entiendo que la teoría política dice que poder volver a votar o no, por alguien, da poder el votante. Pero también sé que la historia de nuestra lentísima transición ha sido la guerra contra el Very Big Incumbent: el PRI de setenta años de dominio absoluto. 

Y esa misión está lejos de haberse concluido. Después de Baja California en 89, el DF y el Congreso federal en 97 y el país en el 2000, estos son los números de nuestra demografía político/electoral: 

El PRI gobierna actualmente en mil 538 municipios del país, los cuales representan 63% del total nacional; en segundo lugar se ubica el PAN, al gobernar en 391 municipios y que representan 16% del total nacional (menos de la tercera parte del PRI); la tercera fuerza política es el PRD, al gobernar en 254 municipios, que significan 10% nacional; por su parte, la alianza entre PAN y PRD cuenta con 75 municipios y representa 3% del total nacional; finalmente los partidos políticos minoritarios y/o locales gobiernan en conjunto en 187 municipios, que representan 8% del espectro nacional.

El PRI ganó en 2012 163 distritos para diputados de 300. Le siguió el PRD con 60 (35 por ciento de los ganados por el tricolor); no son mayoría absoluta gracias a los plurinominales. El PRI —sí, ese de los gobernadores que son virreyes— tiene 21 de 32 gubernaturas.

Con un sistema electoral marcado por el dinero, sobre todo el dinero negro, sin regular la manera en que quienes detentan puestos de elección se promueven con dinero público; me temo que la ventaja del incumbent en México será tal que terminaremos con mucho más PRI del que tenemos y necesitamos. Eso no puede estar bien. 

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