Contra la reforma energética

Creo que la manera en que hemos explotado nuestros recursos energéticos es ineficiente, cara y se ha prestado a una corrupción obscena.

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Creo firmemente que lo mejor para los consumidores es que en un mercado, en este caso el de hidrocarburos o el de la electricidad, participen múltiples jugadores, sin importar si son nacionales o extranjeros.

Lo creo para el petróleo y lo creo para las telecomunicaciones, la televisión, los periódicos, las hamburguesas, las marcas de automóviles o los bancos. Creo también que la manera en que hemos explotado nuestros recursos energéticos es ineficiente, cara y se ha prestado a una corrupción obscena. 

Pero soy también un pesimista crónico. Soy realista. 

La industria de la energía es una de las más poderosas del mundo. Es una gran productora de empleo, generalmente mejor pagado que el promedio, y excelente detonadora de industrias paralelas. Es también, por la naturaleza de su actividad, una de las más depredadoras en relación con el medio ambiente, de alto riesgo para sus trabajadores. Es, según los expertos, una de las que más y mejor regulación necesitan. 

Y en mi país no sabemos regular ni supervisar absolutamente nada. 

Cuando medio sabíamos regular elecciones decidieron acabar con el IFE.

Cuando la Cofeco tomó un par de tibias decisiones que afectaron a alguien, la cambiaron por otra. No veo a los bancos temblando frente a sus reguladores. 

Las telefónicas han hecho lo que se les pega la gana y cuando el Ifetel afectó medio interés de medio actor del sector, lo destruyeron. 

Cuando el IFAI se organizó para que supiéramos un poco más de quienes nos gobiernan, lo hicieron pedazos. 

Cuando Tv Azteca se robó una señal, nadie en el gobierno se dio por aludido. 

Las investigaciones de nuestra Auditoría Superior de la Federación no han metido jamás a nadie a la cárcel.

¿Alguien sabe qué hace, dónde está, o de qué sirve la Comisión Reguladora de Energía, a quién ha regulado en su historia?

¿Cuántos amparos por hora interpondrán las empresas petroleras contra cualquier intento de regulación? 
Seamos honestos: no sabemos meter en orden ni al transporte público concesionado. Si no podemos con unos taxis, cómo le vamos a hacer con Exxon o Shell o BP.

No es lo óptimo. Seremos igual o más pobres, pagaremos gasolina y luz caras y malas… Pero al monstruo burocrático, corrupto, ineficiente llamado Pemex ya lo conocemos.  

En el país que de por sí gobiernan los fácticos, para que invitamos más. 

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