Cordero se la ganó

Lo que Cordero perdió anoche no fue la pasajera dirigencia nacional del PAN, sino la oportunidad de contribuir de manera decisiva a la unidad de su traqueteado partido.

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Si por haber suscrito el Pacto por México es testaferro de Enrique Peña y del PRI; si para mantenerse como dirigente nacional hizo campaña con recursos públicos; si sus diputados y senadores más allegados le entran al moche; si el proceso de elección interna estuvo “viciado” y, en fin, si Gustavo Madero es en realidad un corrupto, se comprendería que Ernesto Cordero no acudiera a felicitarlo.

Pero, en cuanto que ninguno de los supuestos en que basó su campaña pudo demostrar, lo que Cordero perdió anoche no fue la pasajera dirigencia nacional del PAN, sino la oportunidad de contribuir de manera decisiva a la unidad de su traqueteado partido.

El simple reconocimiento que hizo de su derrota es insuficiente para que el panismo recobre el vigor que tanto le sirvió para ganar en dos ocasiones la Presidencia de la República.

Más que legal, dijo Cordero, la de los panistas debe ser una batalla ética, y lo ético ahora es que la crema y nata de la militancia, Felipe Calderón y Margarita Zavala incluidos, se tomen con Madero la foto de la conciliación.

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