Corrupción (1)

Como la corrupción es un asunto, más que moral, de intereses, quienes resultan altamente beneficiados por ella no están dispuestos a aceptarlo...

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Desde el PAN de Anaya y el “Morena” de López Obrador  se ha venido denunciando que la corrupción es nuestro principal problema, no obstante que son incapaces de presentar un programa eficiente para su combate, pues lo abordan desde la óptica voluntarista, donde la solución depende de que lleguen al poder, lo que, en vista de sus resultados, Bejarano y la Estela de Luz por ejemplo, resulta bastante improbable.

Como reducen su origen a los políticos y al PRI, cualquier análisis que pretenda abordar el problema íntegramente resulta descalificado, por más que restringirlo a un tema electoral no contribuya a encontrarle una verdadera solución.

Como la corrupción es un asunto, más que moral, de intereses, quienes resultan altamente beneficiados por ella no están dispuestos a aceptarlo. En este sentido vale la pena preguntarnos: ¿quiénes son los que resultan beneficiados?

Nada a mi juicio más claro, por ejemplo, que son las grandes transnacionales las que están a favor de los cultivos genéticamente modificados, porque obtienen enormes ganancias de la venta de sus “paquetes tecnológicos”, agroquímicos lesivos al medio ambiente incluidos.

Sin embargo no es tan fácil dilucidar en otros casos a quiénes puede beneficiar algún tipo concreto de corrupción.

El doble semirremolque es un ejemplo. Usted lo ha visto en las carreteras, son dos tráileres enganchados que circulan peligrosamente. Están prohibidos en los Estados Unidos y en Europa, pero en México, a pesar de los intentos para su regulación, sin importar que sean los causantes del mayor número de accidentes mortales, que su uso cause el rápido  deterioro de nuestras carreteras y puentes y la sobrexplotación de sus conductores o que reduzcan la mano de obra para el transporte de mercancías, nuestros legisladores han decidido posponer su discusión.

En esta amplia red de corrupción participan desde los diputados federales, por acción o inacción, hasta los agentes y las autoridades de tránsito; sin embargo, sus principales beneficiarias no son otras que las poderosas compañías refresqueras, cerveceras, alimenticias (pan), gasolineras, y de insumos y materias primas, que cuentan con sus propias redes de distribución.

Por ello encontramos espacios y páginas enteras que presenten puntos de vista favorables para estos depredadores automotrices, con el cínico “argumento” de que como el gobierno no tiene capacidad para vigilar que se cumpla la reglamentación del transporte, ya que todos incumplen hoy la referente a medidas y pesos, no debe establecerse reglamentación alguna.

Cuando vea un doble semirremolque, recuerde que no se puede confiar en los que ofrecen acabar con la corrupción con soluciones simplistas o voluntaristas y tenga en cuenta que no hay político corrupto sin empresario corruptor, que son, sin duda, los mayores promotores de la corrupción.

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