¿Cronistas o anacronistas? (I)

Cuando se trata de preservar el patrimonio cultural inmaterial se debe contar con historiadores e investigadores encargados de documentar los sucesos relevantes de una población.

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Cuando se trata de preservar el patrimonio cultural inmaterial se debe contar con historiadores e investigadores encargados de documentar -a manera de memoria colectiva- los sucesos relevantes de una población que se identifique como un ente comunitario, con características y valores propios. Mérida no es la excepción, ya que cuenta con un Consejo de Cronistas de la Ciudad. ¿Pero son éstos verdaderos cronistas o más bien anacronistas?

Cabe la duda, ya que los objetivos de nuestros cronistas se han incumplido de varias maneras, incluso en franca contradicción con la Unesco, que define patrimonio cultural inmaterial como lo 'tradicional, contemporáneo y viviente a un mismo tiempo: no sólo incluye tradiciones heredadas del pasado, sino también usos rurales y urbanos contemporáneos característicos de diversos grupos culturales'. Luego entonces, llama la atención que dicha encomienda recaiga en una tercia de caballeros donde al menos dos se encuentran en la tercera edad, cuestión que a pesar de su amplio intelecto les incapacita para realizar una labor efectiva en cuanto a historiar los acontecimientos del día a día de esta ciudad.

Juan Francisco Peón Ancona es un bibliotecario jubilado, hispanófilo estudioso de la heráldica (que atañe exclusivamente a la Casta Divina) y quien dio su aval para la polémica instalación de las estatuas de los Montejo. Fuera de ello, sumergido en un pasado 'glorioso' para los suyos, su rango de acción poco redunda en el presente de una cultura en constante cambio y evolución. Lo mismo ocurre con Jorge Álvarez Rendón, maestro jubilado y literato también, especialista en música clásica. Sus capacidades físicas constituyen una limitante para ejercer su cargo honorario, ya que fuera de los conciertos de la Sinfónica, esporádicas charlas y conferencias en sesiones solemnes del Cabildo, nada puede decirnos de una ciudad que no es la misma que conoció alguna vez.

'Integrador' es otro concepto que viene en la definición de patrimonio inmaterial antes mencionada, que 'no se presta a preguntas sobre la pertenencia de un determinado uso a una cultura, sino que contribuye a la cohesión social fomentando un sentimiento de identidad y responsabilidad que ayuda a los individuos a sentirse miembros de una o varias comunidades y de la sociedad en general'.
 
Es inevitable preguntarse si las áreas de experiencia de estos cronistas, a todas luces sectoriales y elitistas, contribuyen a la integración de la comunidad o a evidenciar la desigualdad social, toda vez que son custodios de usos y costumbres enclaustrados en un pasado excluyente, siendo lo anacrónico su principal característica, donde la xenofobia y el temor al cambio es la defensa de su concepción de lo 'yucateco', sea esto lo que esto sea…

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