El Cuatlacas de Puebla

El monstruo tomó un árbol y empezó a destruir el camión. Los leñadores le dispararon con sus armas, pero al ver que no le hacían ningún daño, tuvieron que correr para ponerse a salvo.

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En los tupidos y espesos bosques de la Sierra de Puebla se cuenta una historia fascinante. Ahí mora un  extraño ser al que los habitantes de la región llaman el Cuatlacas.

Las personas que han visto a esta criatura la describen como un hombre de las cavernas, de gran tamaño, aspecto salvaje, cubierto totalmente de pelo oscuro y enmarañado. Su estatura rebasa los tres metros y su comportamiento es sumamente hostil contra todos los intrusos que van a los bosques con la finalidad de talar árboles para el comercio de madera. 

En cierta ocasión un grupo de leñadores furtivos se introdujeron de noche en las espesuras de la Sierra a bordo de un camión.

Mientras llegaban al sitio planeado escucharon fuertes rugidos que no parecían de felinos o de algún otro animal salvaje conocidos por ellos. Cuando llegaron, bajaron las grandes sierras de motor para talar los gruesos árboles. Los temibles gruñidos aún se escuchaban. 

Después de asegurar los troncos recién cortados al camión, encendieron una fogata. Se instalaron para descansar y esperar a que amaneciera, lo que facilitaría el regreso a la ciudad con la preciada carga. 

Al cabo de unos minutos, escucharon de nuevo los rugidos, pero esta vez más cerca y con más fuerza que antes. De pronto se percataron que algo se estaba acercando derribando los árboles. Sin darles mucho tiempo a reaccionar se les apareció la imponente figura del Cuatlacas.

El monstruo tomó un árbol y empezó a destruir el camión. Los leñadores le dispararon con sus armas, pero al ver que no le hacían ningún daño, tuvieron que correr para ponerse a salvo. 

Más adelante fueron detenidos por los guardabosques, a quienes les contaron su vivencia. Como no les creyeron fueron a corroborar los hechos. Si bien no encontraron rastro alguno de la bestia sí hallaron el camión totalmente destruido. 

Héctor López, el recopilador de este relato, termina diciendo que quizá se trate de un guardián que celosamente protege el entorno donde se halla oculto porque sólo ataca a la gente que ha tratado de cortar árboles y cazar animales.

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