Han pasado casi dos años de una elección donde se renovaron todos los cargos de elección a nivel federal y estatal en Yucatán. En 2012 los yucatecos marcamos seis boletas electorales, las de nivel federal para Presidencia de la República, Senado y Cámara de Diputados; las de nivel local para gobernador, Congreso y alcaldías. 

En un año estaremos votando la llamada elección intermedia en la que, a nivel federal, se renovará únicamente Cámara de Diputados, y a nivel local únicamente Congreso y alcaldías.

La elección intermedia, además de cumplir su función electoral legal, representa un verdadero termómetro para medir el nivel de satisfacción de los ciudadanos respecto al desempeño de los diferentes niveles de gobierno, el avance o retroceso de los partidos políticos y la posibilidad que éstos tienen de conquistar o conservar el gobierno estatal y la Presidencia de la República en 2018.

A un año de la próxima elección, los titulares del Poder Ejecutivo, presidente, gobernador y alcaldes, ya deben estar demostrando con hechos y no con promesas resultados tangibles y medibles que su gestión está dando en beneficio de sus gobernados. 

Los ciudadanos ya están cansados de gobiernos derrochadores y funcionarios corruptos que no rinden cuentas y descaradamente demuestran enriquecimiento rápido e inexplicable, mientras la gente tiene que hacer malabares con un sueldo que ya no alcanza para nada, pagado servicios, impuestos y transporte cada día más caros.

En un año, los electores calificarán con su voto la gestión de los gobiernos actuales, premiarán o castigarán según sea el caso y marcarán el rumbo político hacia 2018. Para gobiernos y partidos políticos comienza la cuenta regresiva.