Cultura de prevención

No se puede predecir el momento exacto en que una emergencia se va a presentar.

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La emergencia nacional emitida por las lluvias me hace pensar en que año tras año, estos sucesos siempre trascienden como hechos tristemente históricos. Las consecuencias en lo social, económico y en el daño al medio ambiente son a largo plazo. Ni que decir acerca de las pérdidas humanas, siempre son irreparables y dolorosas. Las preguntas surgen: ¿cómo estar preparados para los embates de la naturaleza?, ¿en verdad estamos preparados?, ¿sabemos cómo actuar?, ¿los planes de información son permanentes?, ¿hay una cultura real de protección civil?, ¿qué está haciendo el gobierno?, ¿qué estamos haciendo nosotros?

Es cierto que con los fenómenos naturales hay poco que la mano del hombre pueda hacer para detenerlos. No se puede predecir el momento exacto en que una emergencia se va a presentar. Lo que sí es posible es la preparación para afrontarlos con estrategias de prevención para reducir o eliminar la pérdida de vidas humanas.

Algunos países en donde los riesgos son inminentes por lo general son reconocidos por su organización y cultura de protección civil ante huracanes, tsunamis, terremotos, incendios e inundaciones. Sus gobiernos han invertido sumas monumentales en el diseño de estrategias de prevención, y la sociedad ha hecho su parte. Los ciudadanos han tenido éxito en crear un verdadero estado de conciencia y de alerta para cualquier emergencia. Son vigilantes, unidos y organizados. Para hacerle frente a la adversidad anteponen educación y civilidad ante todo: se ayudan mutuamente, no hay saqueos, rapiña, ni desorden. 

En Yucatán recientemente se realizó un simulacro de huracán, hubo coordinación y participación de los distintos órdenes. Tal parece que se está buscando generar una nueva cultura de la protección civil, basada en la prevención y una auténtica participación ciudadana. La reducción  de riesgos de desastres debe tener enfoque político, técnico, económico y social. En este último, los ciudadanos tenemos mucho qué hacer.

Ayer se habilitó en el salón Chichén Itzá del Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI un centro de acopio de víveres, estará abierto las 24 horas y se están recibiendo alimentos no perecederos, artículos de higiene personal y de limpieza. Su apoyo será bien recibido.

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