De Granier, el Heaven y los porros

El común denominador será en todos los casos la impunidad, nadie será castigado por estos crímenes y desmanes.

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La semana que terminó estuvo marcada por los escándalos en Tabasco, la continuación del drama humano, criminal, político y mediático por la desaparición de 12 personas en el Heaven After y las imágenes bizarras de los actos vandálicos durante la marcha conmemorativa del Halconazo del 10 de junio.

Parecería increíble, pero los tres temas tienen algunos puntos de unión que nos dan una idea de la descomposición perenne que vive México; se trata de patrones que se fincan de la ausencia de compromiso con la ley, la impunidad galopante y la incompetencia de las instituciones de seguridad.

Hemos observado cómo el químico Andrés Granier, un hombre que era querido y respetado en su comunidad, con una en realidad breve carrera política, termina envuelto, ya sea por acción u omisión, en un escándalo por casos de corrupción de proporciones verdaderamente gigantescas.

De que hay otro caso de cinco jóvenes desaparecidos en el bar Virtual de la delegación Gustavo A. Madero y que la autoridad del Distrito Federal ha tenido, por decir lo menos, poco tino en el manejo público de estos secuestros y probables homicidios.

Y fuimos testigos de cómo hay grupos organizados que aprovechan cualquier manifestación para provocar confrontaciones con los granaderos sin que haya ningún tipo de represión de por medio y, al mismo tiempo, a policías cavernícolas, tontos y mal entrenados que arrestan a un joven que precisamente estaba interpuesto entre ellos y los porros exigiéndoles que pararan sus agresiones violentas.

El común denominador será en todos los casos la impunidad, nadie será castigado por estos crímenes y desmanes, no solo porque en México se sigue haciendo política con la justicia, sino por la mediocridad del Ministerio Público y los cuerpos de seguridad.

Al final, no se trata de convocar a la represión o al linchamiento, sino a que nuestros gobiernos estatales y federal tengan la capacidad de investigar y no escamotearle a los ciudadanos la verdad. Porque es su ineficacia la que ha servido de caldo de cultivo para que en este país el rumor y los prejuicios sean más fuertes que los hechos y los medios estén llenos de especulaciones, opiniones interesadas y sesgadas, así como un montón de información inexacta que corre como reguero de pólvora envenenando a una opinión pública que ya de plano no se cree nada.

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