De quintanarroenses y aventureros
Con el golpe de timón que dio el gobernador Roberto Borge a unos pasos de Palacio de Gobierno, ante una multitud congregada en la explanada de la bandera...
Con el golpe de timón que dio el gobernador Roberto Borge a unos pasos de Palacio de Gobierno, ante una multitud congregada en la explanada de la bandera para presenciar el informe de despedida del diputado federal Raymundo King de la Rosa, la sucesión gubernamental tomó rumbo fijo con la incorporación de un quintanarroismo que agita conciencias sobre todo en la clase política del PRI, ya que fue la razón de ser de la fundación de Quintana Roo como estado.
Sin intentar emular al chusco Rubén Aguilar, quien como vocero del presidente Fox complicaba las cosas ya de por si color de hormiga, creo que el mensaje pone un alto a quienes no tienen raíces en la entidad, de ahí que este concepto no tenga la menor relación con el sepultado movimiento nativista que descalificaba a todos los que no habíamos nacido aquí, teniendo como víctima de referencia al enorme Joaquín González Castro –de Córdova, Veracruz–, quien fue vapuleado cuando intentó relevar a Don Miguel Borge Martín.
El chetumaleño Mario Villanueva Madrid era candidato de los nativistas que ocuparon posiciones clave en su gobierno, como Héctor Esquiliano Solís, quien fue titular de Salud, Secretario de Gobierno y aspirante a la gubernatura.
Y si bien el quintanarroismo dejó pasar al “Niño Verde” Jorge Emilio González Martínez como senador para el olvido, la reacción de muchos sería de rechazo si acaso pretende competir en serio por la gubernatura.
Porque sabemos que el “Niño Verde” no sólo tiene una pésima imagen reforzada por sus actos infames, ya que no cuenta con un ancla afectiva con nuestro estado. Porque vacacionar escandalosamente en la zona hotelera de Cancún no alimenta identidad.
El quintanarroismo se asimila con el tiempo, de ahí que Joaquín González Castro sea un quintanarroense consumado porque echó raíces en esta tierra y no viene en plan de aventurero, teniendo veladoras encendidas en dos estados.
“Chanito” Toledo en Chetumal
El diputado federal electo José Luis Toledo Medina (PRI) estuvo ayer en una plaza comunitaria de Chetumal, avanzando en la tarea de tomar el pulso de las familias para incorporar las valiosas propuestas a su plan de trabajo.
Y si bien hizo una campaña reciente –cuyo resultado lo ubicó en el Top Ten de los candidatos priistas que obtuvieron el triunfo más contundente–, pretende alcanzar con su consulta a aquellos que no acudieron a las urnas o que votaron por otra opción política, me comentó un integrante de su equipo de trabajo.
Me queda claro que “Chanito” Toledo es diputado federal por Quintana Roo, y su toma de pulso social debe incluir los 10 municipios, sobre todo cuando no puede haber celo entre diputados electos porque la coalición PRI-Verde se impuso claramente en los tres distritos electorales.
José Luis Toledo fue recientemente Presidente de la Gran Comisión del Congreso, por lo que tiene el dominio de todo el tablero y no se agota en su natal Playa del Carmen. Conoce muy bien norte, centro y sur. Positivo que recabe las propuestas de doña Petra y don Epifanio, ya que debe tener información precisa de lo que más reclaman colonias y comunidades.
En esa lógica, prefiero su activismo y rechazo la pasividad de aquellos que sembrados en la hamaca aguardan la hora señalada para rendir protesta en la Cámara de Diputados.
De fiesta en el ITCH
Víctima de sus errores y de un pésimo manejo de imagen, la campechana Estela Rivera López fue cesada como directora del Instituto Tecnológico de Chetumal (ITCH).
El relevo: Mario González Robles, quien por siete años fue director del Instituto
Tecnológico de Cancún y con excelentes cartas credenciales, ya que en su gestión logró abrir el Doctorado en Ingeniería Civil.
Los antecedentes de González Robles permiten vislumbrar un período de significativa mejoría en una institución modelo que ha sido raspada por directores tan terribles como Mirna Manzanilla Romero, quien en mala hora fue relevada por la conflictiva Estela Rivera.
El nuevo director del ITCH debe escarmentar en cabeza ajena, ya que Estela Rivera creyó que estaba al frente de una hacienda henequenera, picando la cresta a la dirigencia sindical y recurriendo a la intimidación y al latigazo, afectando torpemente a estudiantes que cerraron filas para rechazarla en bloque.
Morena, botín de experredistas
Los sorpresivos resultados obtenidos por el partido lopezobradorista, Morena, en las pasadas elecciones federales, donde se colocó como la segunda fuerza política según el número de votos obtenidos a pesar de haber lanzado candidatos completamente desconocidos, desataron las ambiciones de propios y extraños que ahora se debaten en una lucha sin cuartel para quedarse con la jugosa dirigencia estatal del organismo, que estará renovándose tentativamente a fines del mes de agosto.
Hasta el momento son dos los que están realizando campaña para ocupar la dirigencia de Morena de cara al proceso electoral local de 2016, donde esperan capitalizar algunas diputaciones y regidurías gracias a su alta cuota de votos.
El que está más movido haciendo proselitismo al interior del partido es Rafael Quintanar González, ex militante del PRD con vínculos familiares con el actual dirigente del Sol Azteca, Emiliano Ramos Hernández.
El polémico Rafael Quintanar fue de los primeros en abandonar el barco del partido amarillo en 2013 para saltar al proyecto de Morena, con la aspiración de ocupar un puesto directivo. Tal maniobra no resultó como esperaba y quedó con las manos vacías.
Ahora, con la renovación de la directiva estatal en puerta, nuevamente está operando para apropiarse de la dirigencia, a pesar de que los militantes le han mostrado su rechazo por su cercanía con el perredismo y con el ex alcalde cancunense Julián Ricalde Magaña, de quien fue colaborador.
Por su parte, el actual líder de Morena, Rafael Marín Mollinedo, quiere mantener el control dejando la silla a otra ex perredista de triste pasado, Latifa Muza Simón, quien no dudó en traicionar a su ex partido privilegiando sus ambiciones personales de convertirse en alcaldesa interina de Cancún.
Rechazada en el PRD por su traición, Latifa Muza saltó a Morena y de inmediato se alió con Rafael Marín para conformar un grupo de control que no ha dado los mejores resultados, desperdiciando el potencial del partido.