De tontos, cobardes y pericos

En el maya yucateco existen términos para denominar a este tipo de personas, por ejemplo sajlu’um (de sajak, miedo, temor y lu’um, tierra, terrenal).

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Contrariamente a los engreídos, cultivados y arrogantes, están personas con escaso entendimiento o razón, pusilánimes, poco hábiles, que se equivocan, que no son buenas en lo que hacen y de las que sólo ven, o son vistos, los aspectos negativos de su personalidad.

En el maya yucateco existen términos para denominar a este tipo de personas, por ejemplo sajlu’um (de sajak, miedo, temor y lu’um, tierra, terrenal) es una persona miedosa por naturaleza. 

Para las diferencias de género coloquialmente se emplea sajlu’um keep (keep, pene) para el varón y sajlu’um peel (peel, vagina). Para tonto se usa ma’na’at (Lit. sin inteligencia) o chich pool (Lit. cabeza dura): Jach chich u pool le paalo’ (el niño tiene la cabeza muy dura). Otras formas para torpe o carente de ideas es melen. Para el varón se usa melen kep y melen pel, para la mujer, ambas en sentido despectivo.

Una forma coloquial de llamar al hombre tonto, cobarde y pusilánime es pendejo que, incluso, se ha adoptado y adaptado a lengua maya como péendejo: “Qué pendejo eres, cómo fuiste a meter tu dedo en la máquina”, “De pendeja le presto el dinero, no me lo va a devolver”. Pendejo es el pelo que nace en el pubis y en las ingles. 

Paradójicamente en Perú, pendejo es persona astuta y taimada. En Argentina y Uruguay es una forma vulgar de llamarle a un chico adolescente. Cuando no se quiere ser directo o grosero, se emplea perico por pendejo: “No seas perico, dile que sí”. 

De pendejo deriva el verbo pronominal apendejarse, es decir acobardarse, atontarse: “Ese chavo está muy apendejado”. El verbo pendejear, en Yucatán, equivale a perder el tiempo, holgazanear: “Sólo está pendejeando”. En otros países suramericanos, pendejear es decir necedades o tonterías.

También se usa la expresión animal, por ignorante y de escasa inteligencia, bruto, estúpido y como sinónimos caballo o mula: “¡No seas caballo!”, “¡Más mula, mira qué hiciste!”, incluso con la voz maya tsíiminech (¡qué caballo eres!) son frecuentes para regañar o sermonear. Don Jesús Amaro dice que recién instaurada la Colonia los conquistadores llamaban animal a sus siervos y esto llegó a ser tan común y a acompañarse de golpes y otros castigos corporales, que la Corona prohibió este constante acoso mediante la correspondiente cédula real; pero, como siempre, se acató mas no se cumplió. 

Es probable que de la voz ¡animal! –usada para expresar poco seso– se pasara a la de ¡bruto! y por último sus sinónimos ¡caballo! ¡mula!.

Para decir que alguien es bruto o tonto se usa la expresión “Ser una lata de gas”, que quizá se derive de las latas que se emplean para poner cualquier cosa, como  gas morado o petróleo.

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