De vuelta en el espacio vial

El número de automóviles crece a una velocidad preocupante, induciendo condiciones de saturación en muchos puntos de la ciudad.

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Hace tres meses decíamos: y pronto vendrán las lluvias y empezarán los problemas y las incomodidades generadas por los encharcamientos, desde afectaciones a los peatones, hasta la aparición de baches y el incremento en el número de mosquitos; pero no es de esto que quiero hablar, el tema que pongo nuevamente sobre la mesa es nuestra condición vial, generada por quienes están al frente del volante, sin respetar la normativa en la materia, creyéndose que nuestras calles son un espacio de su exclusiva propiedad.

La falta de orden al circular en glorietas, los cambios de carril sin precaución, el exceso de velocidad, el uso del celular, son condiciones que elevan exponencialmente el riesgo de conducir en nuestra ciudad, amén del no guardar la distancia y seguir tirando de manera indiscriminada basura a la vía, desde la ceniza de los cigarrillos hasta envases de todo tipo.

En las últimas tres semanas, condición que me orilla a retomar el tema, a menos de doscientos metros de la casa de ustedes han ocurrido seis choques, por el amplio menú de razones que inciden en nuestro espacio vial: falta de precaución, no guardar la distancia, no respetar señales de alto, exceso de velocidad y estar hablando por celular; pero llega la aseguradora y todo se resuelve, y cada quien a casita a esperar su coche reparado, para volver a lo mismo, a conducir sin conocer el reglamento y, en consecuencia, sin respetarlo, además de la evidente falta de adiestramiento de muchos de nuestros conductores, que los induce a reaccionar equivocadamente en situaciones de riesgo.  

Y el número de automóviles crece a una velocidad preocupante, induciendo condiciones de saturación en muchos puntos de la ciudad a ciertas horas del día, lo que incrementa el nivel de peligrosidad ante la inexplicable prisa de la mayoría de los conductores que se sienten atrapados y realizan todo tipo de maniobras para querer llegar primero.

Sin duda Mérida necesita urgentemente una reingeniería de su transporte público, para convertirlo en un servicio atractivo para todos, que reduzca el número de vehículos que transportan sólo al conductor, en un proceso que induzca una mejora en los niveles de seguridad de nuestras calles.

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