Demócratas de voto nada más

Ya los votos sacaron al PRI de Los Pinos y pusieron al PAN; ya los votos sacaron al PAN de Los Pinos y devolvieron la mansión al PRI.

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En una semana en la que el Reino Unido –en uso de su democracia madura, pero contra sus propios intereses- decidió que ya no quiere seguir atada a la Unión Europea, aunque por escaso margen: apenas tres puntos (51.9% contra 48.1%); en la que, a causa de esa escisión, quedó demostrado hasta qué punto las economías mundiales son interdependientes: caída de las bolsas, alza de las divisas bandera: euro, dólar y libra y subidas de tasas de interés, México expuso una vez más también una de sus graves debilidades.

Y no me refiero al demagógico anuncio por el secretario de Hacienda Videgaray de nuevo recorte al gasto público “para blindar” al país ante los sacudones de la economía global –parece que es lo único que saben hacer los economistas oficiales: recortar, deberían ser sastres- ni a sus consabidas declaraciones tranquilizadoras (que tienen el efecto contrario) de que a México no le va a pasar nada porque tiene 177 mil millones de dólares en reservas y un préstamo del FMI al que puede recurrir en el momento que quiera;  no, hablo de una debilidad democrática que hasta hoy no ha podido superar.

Ya los votos sacaron al PRI de Los Pinos y pusieron al PAN; ya los votos sacaron al PAN de Los Pinos y devolvieron la mansión al PRI; ya demostramos que somos capaces de castigar en las urnas a quienes consideramos nos agravian con su conducta desde el gobierno; el INE ha dado pruebas de su eficacia como organizador de elecciones (aunque a precio de oro) e inclusive exporta su modelo; sin embargo, aún  estamos lejos de ser una nación democrática.

Hace unos días una iniciativa ciudadana movilizó a 600 mil mexicanos que avalaron la propuesta de una ley anticorrupción –bajo el título 3de3- que, por bien pensada y mejor estructurada, hubiera permitido (vale especular) combatir eficazmente ese flagelo y el de la desconfianza (que pone en los últimos sitios como merecedores de nuestro aval a los legisladores), pero que diputados y senadores  dejaron chimuela. ¿Y qué pasó? Que dejamos a aquéllos otra vez amos y señores del campo. Los ciudadanos no reaccionamos como hubiera sido necesario –dejamos que las calles sigan tomadas por entes malévolos como AMLO, la CNTE y ad láteres- y no hemos salido hasta hoy a manifestarnos en defensa de lo que un sector, importante por su número y la calidad de sus líderes, avaló ante el Congreso de la Unión.

Videgaray dice que México está fuerte y le pelan los dientes los problemas de la economía, pero ya se vislumbran alzas en las tasas de interés. Esas son las medias verdades o mentiras completas que no hemos sido capaces de combatir con eficacia. México no puede estar bien mientras haya ciudadanos apáticos que se conforman con votar y luego dejan en manos de los votados que hagan y deshagan a su gusto.

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