Derecho a una muerte digna

El derecho a una muerte digna, que debe sentar precedente en el país entero como ya lo ha sentado en los países de avanzada en el terreno de los derechos humanos...

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Desde que existía el Partido Comunista y, luego, cuando se dio paso al PSUM, el Comité de la Ciudad de México tuvo como prioridad regresar a los habitantes de la capital del país los derechos ciudadanos que, durante el gobierno de Alvaro Obregón, se les habían arrebatado al constituir la ciudad como un distrito federal. Resultaba absurdo que, a pesar del centralismo de la burocracia en la capital de la república, los ahí nacidos (que no son mayoría, porque se recibe diariamente nuevos habitantes) no tuviesen el elemental derecho para elegir a sus autoridades o regirse por una constitución propia, como lo tienen todos los nacidos en cualquier otra parte del país, ya incluidos Quintana Roo y Baja California Sur que compartían con la Ciudad de México la triste distinción de ser tutelados por “regentes”. 

No se trata, pues, de un capricho ni de la grilla de ningún partido, sino de una lucha con historia y con análisis razonados por largo tiempo. Tanto es así, que la izquierda pudo desplazar al PRI desde que se ganó, con muchos esfuerzos, el derecho a votar por un jefe de Gobierno. Que los caprichos y las grillas de los partidos con que desafortunadamente contamos hoy en día todo lo trivialicen, no vuelve trivial algo que es fundamental. 

Se ha querido quitar importancia a la Constitución de la Ciudad de México y aun caricaturizarla cuando, por su peso específico, tiene una importancia que rebasa sus fronteras y debe dialogar, en un sano federalismo, con todos los estados que forman la Unión. 

Afortunadamente hay especialistas de alto nivel, como Isidro Cisneros, diputado constituyente por el PRD y autor de buen número de obras (como Formas modernas de la intolerancia. De la discriminación al genocidio, editada por Océano), que en estos momentos defienden los derechos fundamentales de la persona humana. Entre otros el que da título a estas notas, el derecho a una muerte digna, que debe sentar precedente en el país entero como ya lo ha sentado en los países de avanzada en el terreno de los derechos humanos.

Vale la pena seguir con seriedad los debates y escuchar los argumentos de un diputado constituyente como Cisneros, quien cita a Norberto Bobbio cuando afirma que “vivimos el tiempo de los derechos”. La ampliación de éstos en la Ciudad de México será un triunfo para la nación entera.

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