Derecho a decidir

Lo rescatable de las manifestaciones en apoyo a Uber es la defensa de este derecho a decidir como derecho fundamental.

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El ser humano tiene derecho a mil cosas, entre otras a ser tratado como tal; dentro de este espectro el derecho a la libertad suscrito como parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos incluye el de decidir, siempre y cuando se respeten las prerrogativas de las personas que nos rodean.

Pero el derecho a decidir no existe en su totalidad en nuestro marco constitucional, ni en el discurso político, ni en la práctica del día a día, tal vez porque muchas veces tiene implicaciones muy subjetivas, por ejemplo: ¿quién decide qué se decide?

La semana pasada el tema del momento fue Uber Vs FUTV. La principal demanda fue precisamente el derecho a decidir entre usar un servicio público o uno privado, pero ¿qué fue lo que hizo que como yucatecos, aun con el ADN etnocentrista que nos caracteriza, hayamos decidido otorgar en su mayoría el apoyo a una empresa externa y no a una que ha sido constituida en su conjunto por yucatecos? La respuesta es clara y la hemos observado en demasía en las redes sociales: mejor servicio, mejores unidades, precios más accesibles, la moda de una empresa nueva, entre otros, y ante los hechos de violencia suscitados bajo la mirada de la autoridad se formó el caldo de cultivo perfecto para crear la novela del mes, con villanos, héroes y público que necesitaba ser salvado y como personaje extra el gobierno que entrará a la regulación del servicio y que puede convertirse en el personaje antagonista secundario.

Lo celebrable del proceso que vimos es la manifestación de los yucatecos contra aquellos que quieren, mediante la violencia, conservar su statu quo; sin embargo, muchos de esos yucatecos que vociferaron en sus redes sociales el derecho a decidir, con el logotipo de esta empresa, olvidan ese derecho cuando se trata de otros temas. Después de todo ¿cuál es la diferencia entre decidir quiénes pueden contraer matrimonio y tener los mismos derechos sin importar su preferencia, orientación y/o identidad sexual? ¿Cuál es la diferencia entre decidir si dentro de los proyectos de vida de una mujer está ser madre o no y no ser criticada socialmente por esa decisión? ¿Cuál es la diferencia entre decidir si continuar con un embarazo o interrumpirlo sin ser penalizada y/o estigmatizada por tomar esa decisión? ¿Cuál sería la diferencia entre poder adoptar un menor sin importar quién sea la pareja adoptante? En los ejemplos referidos el derecho a decidir individual es secuestrado por el colectivo, que se siente con poder sobre esas decisiones individuales.

Lo rescatable de las manifestaciones en apoyo a Uber es la defensa de este derecho a decidir como derecho fundamental, pero no debemos olvidar que este debe ser defendido siempre y sin importar la temática por todo el colectivo social para que nos convirtamos en comunidades más maduras, respetuosas y empáticas con aquellos que nos rodean. Tal vez sea una idea utópica, pero muchos trabajamos todos los días para lograrlo.

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