Desaparece el jmeen

Hasta la década de los 80, el <i>jmeen</i> gozó de prestigio en su comunidad y era tratado con reverencia.

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En las últimas cuatro décadas ha disminuido sustancialmente el número de terapeutas mayas en Yucatán y varios están en vías de desaparecer, como sucede con el jmeen, curador de más alto rango. Cuando se busca a un jmeen en algún pueblo, con frecuencia la gente dice: “Ya no queda ninguno”, “El último murió hace años”, “Aquí a la vuelta vive uno pero ya está muy viejito”. 

El Diccionario Maya Cordemex define al jmeen como “El que hace, crea o entiende algo”. Curandero o yerbatero. A esta definición, el Diccionario Maya Popular, agrega: “Sacerdote maya del culto agrícola”. En maya se pluraliza jmeeno’ob, y en el español regional se dice jmenes.

Según el Registro Único de Médicos Tradicionales (Indemaya, 2016), de los 503 terapeutas mayas que existen hoy día en Yucatán, sólo 19 declararon ser jmenes: siete dedicados exclusivamente a oficiar rituales agrarios como el ch’a’cháak (ceremonia de petición de lluvia), waajil kool (primicia de milpa), jests’lu’um (ceremonias de permiso), entre otros ritos, y 12 indicaron dedicarse, además, a curar; 317 dijeron ser parteras, 85 sobadores, 23 hueseros, 46 yerbateros, y cuatro culebreros. Seis se autorreconocieron como naturistas y tres como quiroprácticos. 

Hasta la década de los 80, el jmeen gozó de prestigio en su comunidad y era tratado con reverencia. La muerte de uno se lamentaba y generaba cambios sociales y culturales en la comunidad, afectando a los campesinos, milperos y, en consecuencia, el desarrollo y continuidad de la identidad comunal.

Haciendo un poco de historia, podemos observar que los jmenes paulatinamente fueron perdiendo importancia en sus funciones curativas en beneficio de los yerbateros y luego de los médicos, reduciendo su poder al ritual agrario. Aunque algunos  siguieron curando con yerbas, actualmente existe tal confusión en su práctica  que algunos que se dicen y son reconocidos como jmenes también son conocidos por la gente como yerbateros.

Por otra parte, las funciones básicas del jmeen de oficiar los rituales (agrícolas, permisos y bendiciones a casas, ranchos y negocios o empresas diversas), han sido compartidas desde hace mucho con las bendiciones operadas por los sacerdotes católicos.

Un tercer elemento que tiene que ver con la paulatina desaparición de los jmenes es la creciente desvalorización de la actividad milpera que daba sustento a sus  actividades. También hay que considerar que, aunque  la gente continúa  participando de los rituales agrícolas, hay quienes dudan realmente de su eficacia, viéndolos más como “una costumbre”.

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