El desarrollo a largo plazo
Las ciudades exitosas aseguran la continuidad de sus planes más allá de los 3 años de cada administración.
Siguiendo con el tema del futuro de Mérida, el crecimiento de las ciudades tiene retos importantes, ya que compromete la infraestructura existente, pero, sobre todo, obliga a hacer una planeación efectiva de largo plazo, que permita el crecimiento y la convivencia armónica en todos los espacios urbanos.
Las ciudades prósperas lo son gracias a una visión a largo plazo, ordenada y sostenible; conducen su desarrollo a través de una planeación que permite un crecimiento eficiente y equitativo. Esta planeación no es un control centralizado, sino una forma de anticipar las necesidades de todos, coordinando esfuerzos y estableciendo rutas hacia un horizonte que se construye de forma colectiva.
Es importante reconocer que las ciudades que son capaces de ver la oportunidad en una ordenada y buena urbanización hacen participar a todos los actores posibles para integrar un buen modelo de crecimiento, lo que genera una hoja de ruta que permite conocer e integrar las necesidades de todos los ciudadanos y da pie a que la planeación se haga mediante una visión compartida.
Las principales necesidades de un espacio urbano son la vivienda, el empleo, la accesibilidad y la seguridad, temas que deben incidir en la definición de las formas urbanas, las políticas sobre densidad, uso del suelo, espacios públicos y diseño de infraestructura y servicios, y determinan una diferencia en la oferta de calidad de vida a la población a un precio justo; las ciudades que planifican a largo plazo anticipan en vez de reaccionar, como nosotros, para tratar de corregir y hacen frente a los problemas desde sus raíces. Los espacios no planificados integralmente son ineficientes y requieren más recursos para mantenerlos, y el alto costo de tomar malas decisiones puede hacer que los errores sean irreversibles y lastimen a la sociedad.
Es importante reconocer que las ciudades exitosas aseguran la continuidad de sus planes más allá de los 3 años de cada administración; las inversiones a largo plazo se enmarcan en condiciones predecibles; el orden en el crecimiento es un activo para reducir la incertidumbre y su continuidad contribuye a la creación de un clima de estabilidad que genera confianza para seguir atrayendo inversiones.