Rafael González Sabido como líder del magisterio no aprende en cabeza ajena, ya que no se tomó la molestia de leer las memorias de su antecesor Emilio Jiménez Ancona, rebasado por un movimiento de inconformidad magisterial que ganó las calles, dejándolo en la ingrata posición de cero a la izquierda.

Porque González Sabido fue desplazado por líderes seccionales que tomaron la batuta para marchar por las calles, advirtiendo que a partir de este martes paralizarán labores, precisamente cuando los alumnos de nivel básico empiezan a entrar en calor.

La novatez de Emilio Jiménez lo condenó a ser espectador de un vigoroso movimiento de trabajadores de la educación que defendieron sus privilegios cuando todavía eran pastoreados por la profesora Elba Esther Gordillo.

De ese movimiento se desprendió el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación (Siteqroo), cuyo líder Amalio Cauich Poot aprovechó la coyuntura para arrebatarle al SNTE una migaja de poder, logrando un puñado de comisionados que dormitan a un costado del Parque Benito Juárez, conocido popularmente como Parque del Queso. 

Y González Sabido fue rebasado este fin de semana e incluso desconocido por un porcentaje significativo de maestros que salieron a las calles a manifestarse como acostumbran, desafiando incluso la lluvia para cantarle  jaque el ciclo lectivo que apenas inicia.

Solo falta que González Sabido sea el partero responsable del nacimiento de otro movimiento sindical. Porque este desinflado dirigente de la Sección XXV ha creado condiciones de temperatura óptimas para ello.

Por lo pronto, es necesario que la sangre no llegue al río y se ataje con política de la buena el riesgo de parálisis magisterial, ya que para empezar andamos mal muy en cuanto a calidad de la educación, por lo que estaríamos ante una situación catastrófica.

Con una oposición como la de Q Roo

Mucho mal le hace a Quintana Roo el estado patético de una oposición panista y perredista que se ha resignado a ser comparsa, sin ánimos para intervenir en la agenda marcando la pauta.

En contadas entidades la oposición es un cero a la izquierda, tremendamente desmoralizada y sin advertir que se avecinan otras batallas electorales donde puede irles mucho peor.

Tanto Eduardo Martínez Arcila (PAN) como Julio César Lara Martínez (PRD) saben que son un insoportable lastre cuya ausencia tanto desean en sus respectivos institutos políticos.

Con estos dirigentes de membrete el PRI puede dormir sin sobresaltos, ya que mantienen colapsados a sus respectivos partidos y sin representar una pálida amenaza en el corto plazo para el partido que es amo y señor, acumulando poder a manos llenas en todos los frentes.