Desnudándome el alma
Esta soy yo, errante, insegura, absurda, atentando contra el momento, atentando contra mi propia vida, enloqueciendo, desnudándole el alma, mientras, en silencio... me desnudo yo.
Voy desnudándome el alma a placer, atentando contra la serenidad del silencio, ese, su silencio y mi silencio, ese que se encuentra entre los dos. Voy desnudándome mientras me lee, en silencio, y en silencio también voy dejando caer las prendas de la angustia, el olvido y la frustración.
Me sujeto a la cintura un poco de rebeldía, que sostiene la sutil seda que corre por mis piernas, que entrelazada y negra, acaricia la sombra que nos cubre a los dos.
Y así, emergiendo de sus fantasías, me le quedo viendo a esa corta distancia, disfrutando su mirada, que, cual marinero errante, ha encontrado su isla en esta habitación.
En silencio, dejo caer los labios al vacío en un intento desvalido por no desaparecer. Esta soy yo, errante, insegura, absurda, atentando contra el momento, atentando contra mi propia vida, enloqueciendo, desnudándole el alma, mientras, en silencio... me desnudo yo.