Despenalización de las drogas
El debate va más allá de legalizar el consumo de estupefacientes, porque es ingenuo pensar que esto acabará con el crimen; a la par, se tiene que formar policías efectivas y poner al Ejército en su lugar: los cuarteles.
Una de las bajas de toda guerra son los derechos humanos; la de Calderón no fue excepción.
No se requiere del reporte de Amnistía Internacional para tener idea de la magnitud del deterioro de los derechos humanos en nuestro país. Hay que hablar por los derechos de las víctimas, la mayoría en condiciones de indefensión.
La tortura, desapariciones forzadas o la criminalización de los fallecidos deben dejar de ser parte del paisaje.
La discusión sobre la despenalización de las drogas no pude ser tabú; es importante un debate sobre bases más racionales y científicas que emocionales.
Hay que tener presente que en Estados Unidos las legislaciones locales han ido modificando posturas sobre la penalización del consumo de mariguana. Cualquiera que sea la decisión sobre la materia, será necesaria una estrategia en materia de seguridad y también de salud pública. Es una ingenuidad mayor creer que el consumo o el crimen disminuirá legalizando drogas.
Por ello es tarea urgente contar con policías confiables y un sistema de justicia que acabe con la impunidad. Los militares deben regresar a sus cuarteles y su presencia debe ser excepcional.
Para una buena policía no es suficiente crear un cuerpo de élite nacional, sino que en cada estado y municipio se cuenten con fuerzas del orden capaces de cumplir su cometido.
La criminalidad tiene dos expresiones, el delito de alto impacto y el del día a día que es el más frecuente: los robos a casa habitación y vehículos, los asaltos a caminantes y automovilistas, vándalos que ante la impunidad y los beneficios de sus actividades van evolucionando para terminar en criminales sin sentido de los límites por su maldad y crueldad, reclutados por el crimen organizado.
La lucha contra las adicciones debe ser prioridad y es un tema fundamentalmente de seguridad pública.
Está probado que una droga legal, el alcohol, es la más perniciosa y letal, además, de que su consumo por menores de edad comúnmente se vuelve antesala al infierno de las adicciones de ésa y otras drogas.
Sin ingenuidad ni prejuicios, en México se debe dar un debate sobre la despenalización de las drogas.