Detienen a Carlos Ahumada en el aeropuerto Benito Juárez
Seguramente en Argentina trabaja una estrategia para recuperar su dinero. Porque de las pocas cosas que quedan claras en los videoescándalos es que el dinero era suyo.
El martes 23 de julio del año pasado comí con Carlos Ahumada en el restaurante Puntarena de avenida De la Paz. Me contó que iniciaría una serie de acciones para recuperar el dinero que entregó tiempo atrás, fundamentalmente a políticos de izquierda. El dinero que desencadenaría la tenebrosa trama de los videoescándalos, que este 3 de marzo cumple 10 años de haber estallado.
Ahumada reveló el monto y la mecánica de algunos de los préstamos en su libro Derecho de réplica (Grijalbo, 2009). En la página 157, por ejemplo, refiere cómo soltó 200 millones de pesos para rescatar un pagaré del PRD (presidido entonces por Rosario Robles) comprometido con Televisa.
“Fue parte del dinero que nunca recuperé”, me dijo en el Puntarena. “Es dinero mío y voy a pelearlo. Porque independientemente de todo lo que pasó, yo lo presté y hoy todos hacen como que no saben nada”.
El poder acusó recibo de sus ganas de pelear y, por lo visto, respondió con rapidez. La noche del domingo 28 de julio, cinco días después de nuestra comida, agentes de distintas corporaciones lo esperaban afuera del avión comercial en que regresaba con su familia de un viaje de fin de semana. Lo detuvieron y llevaron a unas oficinas en el propio aeropuerto Benito Juárez.
Pasó a despedirse a mi casa al mediodía del lunes 29. Me relató el interrogatorio de la madrugada. Había entendido el mensaje. Se regresaba a Buenos Aires. Hasta donde sé, no ha vuelto a México.
Seguramente en Argentina trabaja una estrategia para recuperar su dinero. Porque de las pocas cosas que quedan claras en los videoescándalos es que el dinero era suyo.
Y que algunos lo tomaron. Y no lo devolvieron.